Te dejo la puerta abierta, puedes irte, no necesito tu amor a medias. Merezco a alguien que me haga sentir completa, no con grietas.
Querido José:
Sé que estas palabras se refieren a un pasado que hoy es lejano, y de hecho, a estas alturas no sé si la historia de la que hablo es nuestra. Creo que parte de ella lo fue y lo demás ahora me pertenece, es una pieza de mí, de mi historia, de mi crecimiento y de mi evolución. Es posible que suene duro decirlo de esta forma, pero durante todo el tiempo que estuvimos juntos juntos hubo un punto en el que mentalmente comencé a alejarme de ti. Te dejé, es así de simple, en mi mente me divorcié de ti, incluso si mi cuerpo seguía a tu lado. Lo peor de todo es que esto no ocurrió una sola vez, sino que se convirtió en una repetición de hechos que pronto comenzaríamos a lamentar.
Y te odio por esoLa primera vez que te dejé tenía sólo 16 años. Había decidido que esto no valía la pena, que tú no eras la persona con la que quería pasar mis días, que nada de lo que estábamos haciendo tenía sentido. No quería romperte el corazón pero no sabía como seguir mintiéndome. Por alguna razón el miedo pudo más y me quedé aún más tiempo. Me dije que lo hacía por una buena causa, que pronto encontraría una forma de volver a la normalidad, que me daría cuenta que el destino te había puesto en mi camino por una buena razón.
La segunda vez que te dejé había pasado un tiempo, teníamos 17 años y el mundo a nuestros pies pero por alguna razón nada parecía ir bien. Te sonreía pero sabía que cada vez que dejábamos de mirarnos nuestras sonrisas se esfumaban. En ese momento comencé a notar que quizás tú también me habías dejado. Seguimos caminando lado a lado, incluso si dentro de mí todo gritaba que esto ya no tenía sentido. No sabía que el amor de verdad no tenía nada que ver con la desilusión, la comodidad o la compasión, no lo comprendía. Las personas más cercanas a mí comenzaron a mirar todo con otros ojos, comencé a escuchar una y otra vez esas palabras que no quería escuchar.
Preferí seguir ignorándolo todo, hasta que un día simplemente no pudimos más. Si de algo sirve, la tercera vez no fui yo quien te dejo sino que nos dejamos mutuamente. Dijiste palabras que yo repetí casi sin poder evitar, di razones que se parecían mucho a las tuyas y aunque sabíamos que era lo mejor y que era lo correcto, no pudimos evitar mirarnos con tristeza. Nos habíamos estado dejando durante tanto tiempo que habíamos acabado con todo el potencial de lo que nuestra relación podría haber llegado a ser.
Nos amamos, pero habíamos comenzado a dejarnos mucho antes, te amé, pero quise irme casi desde el principio y aunque fue duro hoy comprendo que la única razón para quedarte al lado de alguien es amarlo de verdad. La única razón para quedarte es nunca querer irte, ni en cuerpo, ni en alma. Aunque sea tarde, espero que sepas que al fin lo comprendí y que espero que tú también hayas podido verlo.
ESTÁS LEYENDO
Y por eso te odio
RomansaEsta es una forma de despedirme de una manera definitiva de esos recuerdos, fantasmas, sentimientos que todavía se asoman. Porque pueden pasar años, meses o el tiempo que tú quieras, pero en el momento menos esperado te das cuenta de que siguen por...