VEINTITRÉS

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Nuevamente observé sus labios, sus mejillas y el azul de sus ojos.
Un poco más cerca y en mi mente había un total conflicto, reclamarle mi espacio personal o simplemente dejarme llevar.

–Ed, no puedo– me aparté y caminé sin dirección alguna, ya que no conocía el lugar.

–Kattheryne espera ¿Por qué haces esto?– no entendí exactamente a qué se refería, simplemente no me sentía bien besando a Ed en ese momento, la verdad es que los nervios le ganaron a mis ganas de probar sus labios.

–¿A qué te refieres con eso, Ed?– dije aún de espaldas hacia él.

–A que te marcas muchos límites y...– no podía seguir escuchando eso así que lo interrumpí inmediatamente.

*Punto de vista de Ed*

–Sí, Edward– se volteó y me interrumpió con tono furioso dejando caer las manos sobre sus muslos provocando un impacto– soy una fracasada que toda la vida se la ha pasado con la cara frente a un libro y no en un inodoro después de beber en una fiesta–suspiró pesadamente– te dije que no soy la persona que tú piensas, hay cosas que me aterran y besar a un chico lindo encabeza la lista– sus palabras fueron muy hirientes aunque la parte en la que se refería a mí como un chico lindo hizo amortiguar el golpe. Hice que el espacio que nos separaba fuera invisible cuando envolví su cuerpo en un tierno y sincero abrazo, ya que no sabía qué decir a su anterior confesión.

Fuimos a casa a ponernos ropa más abrigada y a descansar un poco.

–¿No tienes amigos acá?– preguntó cuando entramos al vestíbulo.

–Claro que sí, pronto los conocerás– señalé el sofá– ven, descansemos un poco.

Después de que se quedara dormida la abracé porque comenzó a temblar, únicamente cerré los ojos ya que había tomado una siesta en el castillo.

–Opino que se ven muy bien juntos– escuché los susurros de mis padres, provenientes de la cocina.

– Opino lo mismo, aunque ella es un poco cerrada. Es muy agradable y bonita– dijo mi madre con un tono más alto

–Edward la quiere así y creo que eso basta.

–¿Cómo sabes eso, querido?– elevó un poco más la voz

–Silencio– musitó– Pueden despertarse. Ed me confesó que Kattheryne le gusta, en su momento te lo contará a ti– inmediatamente comprobé que ella no estuviera despierta pero su rostro y su respiración confirmaba que todavía estaba bajo el poder de Morfeo.

Por accidente, dejé caer el control remoto de la TV y eso los alarmó haciendo que dejaran su plática sobre mi vida amorosa. Me acomodé con mucho cuidado, para que ni Kattheryne se despertara ni mis padres notaran que escuché su conversación.

–Únicamente se están acomodando– dijo mi padre y volvió hacia la cocina.

–¿A dónde fueron hoy?– preguntó mi madre cuando nos sentamos a la mesa para beber café– ¿Qué han hecho?

Nos vimos las caras y sonreímos.

–Fuimos a desayunar y luego al Framlingham Castle– dije y no pude ocultar la sonrisa

–¿Y esa sonrisa?– bromeó

–Es que Ed se quedó dormido en la grama– dijo Kattheryne al ver que no respondí nada.

Vidas Paralelas (Ed Sheeran) ContinuaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora