Abrí los ojos lentamente, una mano se encontraba en mi cintura, giré mi cabeza y ahí estaba Raúl, sonreí y recordé ayer.
¿En verdad pasó?
Trate de voltear todo mi cuerpo pero un agudo dolor a la altura de mi vientre me hizo volver, me acurruqué con la intención de que así el no tan pequeño dolor desapareciera... No sucedió, es mas, aumentó.
—¿Qué sucede?—la voz adormilada de Raúl, me hizo sobresaltar un poco.
—Ehm... Nada, es solo que... Me duele un poco—que vergüenza.
—Entiendo, no te preocupes—su abrazo me hizo sentir su piel desnuda y la mía... Que vergüenza.
—Me daré un baño, te lo quieres dar tu primero?
—No, ve tu primero—respondí algo nerviosa.
Se sentó al borde de la cama y pude ver su espalda en ella tenía un tatuaje, pude notar que era el cuerpo de una chica algo joven, para decir verdad parecía ser una niña, era de un solo color, el negro, tenía algunas sombras que daban la impresión de ser solo carboncillo, me entró la curiosidad de saber quien era y tal vez sentía un poco de celos, quién sabe y sería su primer amor, podría yo competir con eso. La jovencita o niña tatuada a su espalda era muy hermosa, esta con el cuerpo de frente pero con la cabeza ligeramente inclinada, teniendo la mirada hacia abajo haciendo que su cabello lizo cubra parte de su rostro pero dejando asomar sus labios, sus brazos cubren sus pechos y sus piernas están cruzadas teniendo la derecha sobre la izquierda pero esta parada en puntas, muy hermoso en verdad.
Cogió la toalla que estaba sobre la mesita de noche la puso en su antebrazo y se paro.
—Cubrete!—grité tapando mis ojos con mis manos.
Una carcajada fue la respuesta—Mary, anoche viste suficiente o demasiado, lo mismo que viste es lo que hay.
—Igual quiero que te cubras, no estoy acostumbrada, al menos deja que me acostumbre.
—Okey pequeña—colocó la toalla al rededor de su cintura—Mira! Ya estoy cubierto!—asenti y me dio un beso en los labios—no demorare mucho.
—Tomate tu tiempo, digo, no te quiero apurar.
—Claro.
El sonido del agua caer se oía algo fuerte, aproveché para intentar ponerme de pie, no quería hacerlo frente a Raúl.
Sentarme no se me hizo tan difícil, aunque si dolió horrible, pararme fue el problema, sentí un fuerte hincón ya no en mi vientre, sino en mi vulva, así será la segunda vez?
Si es así nunca mas lo haré, lo juro, pero, valdría hacerlo de nuevo para probar si el dolor es igual, y si lo es, ahí si ya no lo haré jamas.
-Escusas
Oh! Conciencia, ahí estabas... Cállate!
Camino de ida y vuelta un par de veces para acostumbrarme al dolor, nunca en mi vida me había costado tanto caminar, ni siquiera cuando estoy cansada.
El dolor cesó de a pocos, me aliste para entrar en la ducha apenas Raúl saliera.
—Ah! Me asustaste!—grité
—Eres muy miedosa, ya te lo había dicho antes?—gire los ojos y lo empuje, a lo que recibí una nalgada de respuesta, ese es Raúl.
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Sentados en la cafetería del motel, que para ser un motel era bastante bonito, me entró unas ganas terribles de preguntarle muchas cosas, quería saber de el, pero mis celos ganaron a mi curiosidad.