capítulo 2

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-Buenos días- saludó nuestra tutora- ¿Que tal las vacaciones de navidad? Preparados para enfrentaros a lo que queda de curso?

Nuestra familia nos ignoraba a mi hermana y a mi, así que nunca hacíamos gran cosa para navidad. Solíamos quedarnos en casa y cocinar algo bueno para fin de año. Por la noche quedábamos con unos amigos y salíamos de fiesta todos juntos. Aquel año, además, la familia de Will decidió conocer a Jodie. La invitaron a cenar para nochebuena y, tras prometerle que no me molestaba que me dejara sola, se puso uno de sus mejores vestidos y no volvió hasta la mañana siguiente. Aquella noche la pasé junto al televisor y un par de películas románticas para no sentirme tan sola. Días como aquel echaba de menos tener una familia. Por lo demás, adoraba aquella época del año: ir paseando por la calle y topar con familias celebrando la navidad, las calles adornadas con bolas de cristal, guirnaldas y grandes estrellas, las noches de lluvia, acompañadas con buenos libros y chocolate caliente... Era algo mágico.

- Hoy os cambiaremos de sitio, tenemos otro alumno y hay que hacerle sitio.

¿A esas alturas de curso llegaba alguien nuevo? Ya me lo imaginaba: un yonqui expulsado de su instituto por tener marihuana escondida bajo el pupitre. O mejor aún, un macarra salido del ring que había decidido retomar los estudios. Lo que ya no hubiera visto yo en ese instituto...

-Os presento a Alan Donovan

Tras ella apareció un chico alto, con el pelo claro , algo rizado, y unos ojos verdes que irradiaban chulería. Llevaba una camiseta blanca y una cazadora de cuero que resguardaban una gran espalda bien marcada y unos brazos fuertes de gimnasio, y lucía unos pantalones negros holgados. El pelo desordenado le tapaba ligeramente la frente, y le daba un aire informal. Vestía muy bien, incluso su extraño collar encajaba perfectamente con él. Me pregunté a que venía el estilo de John Travolta que llevaba. Solo le faltaba el ponerse la camiseta por dentro de los pantalones y el pelo engominado. No encajaría con ninguno de los grupitos de la clase, demasiado malote para estar con los listos, demasiado chulo para aguantar a los del fútbol... demasiado todo incluso para hablarme a mí, la chica neutral. Volví a mirarle a los ojos y, desgraciadamente, lo pillé observándome. Levantó las cejas en un intento de llamarme la atención y me guiñó el ojo descaradamente. Con su impertinente sonrisa volvió a mirar a la profesora, quien seguía presentándolo. Le levanté el dedo corazón y aparté la mirada. Sabía que me había visto, de hecho seguía haciéndolo, de reojo. Me sentía al descubierto cuando me observaba de aquella manera, y aquello no me gustaba. La confianza con la que me había tratado nada más verme me desconcertaba. Al entrar en la clase sus ojos habían ido directamente a parar a mi sitio, y concienzudo, seguía analizándome sin siquiera disimular.

Genial. ¿Porque no nos podría haber tocado cualquier otro tipo de chico... Incluso la idea de un drogadicto sonaba mejor que aquello. No un chuloplayas que solo buscaba meterse en las bragas de todas. Ya estaba viendo como a la mitad de la clase se le caía la baba con él. Y, sinceramente, no lo entendía. No había nada en él que... Bueno, si, estaba muy bueno, y si, tenía unos ojos increíbles, pero su actitud restaba puntos a su físico, dejándolo en números rojos. Por lo menos de mi parte.

-Hola, cielo- Oí a mi lado.

Me giré al ver todas las miradas puestas en mi. Alan se había sentado en el asiento de al lado, mientras yo me había perdido entre mis pensamientos. Todas las chicas se habían inclinado ligeramente hacia nosotros, mejor dicho, hacia él. Si ya me irritaba mirarle, tenerle cerca me enfurecía. Es decir, me ponía nerviosa, y me enfadaba por ponerme nerviosa. Quería echarle de la silla y decirle que se buscara otra. Estaba acomodado, como si fuera un sofá donde estaba sentado. ¿Que narices hacía ese chico allí? Si ni siquiera llevaba mochila. Y dudaba que, a menos que aquellos bolsillos tuvieran el mismo poder que el bolso de Mery Poppins, llevara libretas o libros.

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