capítulo 8

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Desperté a causa del alboroto de los coches a media mañana. De mi ventana salían unos rayos de luz que iluminaban escasamente la habitación, hoy parecía que haría buen tiempo.

Sentí un aliento cálido en mi nuca, y entonces reparé en lo que había pasado el día anterior. Me puse nerviosa en cuanto me percaté en que era Alan quien dormía pegado a mí.

Me giré despacio, esperando encontrar a un chico malo y valiente sin sentimientos, pero lo que encontré me gustó más, Alan dormido tenía una cara de ángel, y eso ya era mucho decir.

Me fijé en su cabellera rubia aquellos rizos morenos con destellos rubios que le creaban un look descuidado. Aquella mandíbula marcada con esos labios algo carnosos que llamaban la atención de cualquier mujer que tuviera ojos.

Entonces oí repiquetear unas llaves en la puerta principal. Me levanté lo más deprisa que pude intentando no despertar a Alan que seguía durmiendo a pierna suelta,me tapé con mi bata y me dirigí a al recibidor donde encontré a mi padre dejando unas bolsas.

-¡Brooke!- dijo nada más verme.-¿Estás bien? Necesito hablar contigo, y ya sabes a lo que me refiero.Tú...- se quedó mudo al ver aparecer a Alan que salía de mi cuarto únicamente con unos pantalones holgados, con el torso desnudo. Me volví hacia donde estaba mi padre que me lanzó una mirada de confusión. Me puse roja como el tomate, pero que escena mas ridicula!

-Buenas, Ryan, que tal todo?- Dijo Alan indiferente.

-Alan.- le saludó mi padre con un gesto de cabeza.

¿De que se conocían ellos dos?¿A qué venía aquella tensión?¿Nadie me lo iba a explicar?

-Vamos Brooke, te llevaré al instituto, llegaremos a las dos últimas clases.- Dijo mientras cogía su camisa de la silla.

-Ella no se va a ninguna parte, y menos contigo.- Le advirtió mi padre cogiéndome la muñeca. Intentó llevarme a la cocina, pero Alan se interpuso entre nosotros haciendo que Ryan me soltara la mano.

Yo seguía confusa.¿ Que hacía mi padre allí? ¿Qué querría decirme? Si Alan estaba en el bando de los buenos,¿Porque no me dejaba solas con mi padre? A lo mejor era mi padre del bando opuesto, de los malos...No, lo dudo, nunca haría nada para herirme. Y Alan, me estaba contando la verdad? Todo aquello era desastroso.

Giré sobre mis talones ante las miradas de expectación de aquellos hombres y me retiré a mi habitación. Cerré la puerta y me vestí con unos vaqueros negros, una camisa blanca y unos botines marrones. Cogí mi mochila, mi cazadora negra y me empecé a peinar. Oí unos golpes vagos en la puerta y percaté de lo silenciosa que estaba mi casa.

-Brooke-Era Alan -te estoy esperando.

Salí a paso ligero, me alegré de que mi padre siguiera allí, sentado en la silla de la cocina. Le cogí del brazo para levantarlo.

-Vamos papá, llévame a clase.- le ordené.

Él asintió y cogió su chaqueta del perchero con una sonrisa de superioridad, llegamos a la puerta.

<<No hagas esto, cielo>> me suplicó Alan telepáticamente. Me giré de golpe.

-Y tú, sal de aquí, ya hablaré contigo más tarde.- Cerré la puerta tras nosotros, llevándome conmigo el recuerdo de aquellos ojos grises sorprendidos y, si no me equivoco, contenían un ápice de desesperación.

Conducimos durante cinco minutos en silencio, hasta que no pude más.

-Ryan, primero quiero que sepas que entre Alan y yo no hay nada, simplemente se quedó a dormir.- Le dije sin poder ocultar mi vergüenza.

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