Capítulo 2.

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                                        Te mueres en medio de la vida, en la mitad de una frase.


                                                                          —bajo la misma estrella, John green.

»Capitulo número dos.«

POV ANTONELLA.

—Fue de locos, madre, te lo juro.— le dije, mientras terminaba de hacer mi café y caminar con ella hasta la mesa, para hacerle compañía.

—Vaya que sí.— río mientras le contaba los últimos detalles.

Le hable sobre lo que sucedió en la hora de almuerzo. En vez de reprocharme como lo haría cualquiera madre, simplemente estalló de la riza.

Que buena madre era.

Luego de tomar mi café, lo deje en el lavado y subí a mi habitación para hacer Dios sabe que.

Nunca tengo nada muy interesante que hacer, y menos si mi amiga no está acá.

Al pensar en ella, la primera acción que se me vino a la cabeza fue llamarla, así que eso hice. Al segundo timbre respondió.

—¿Aló?.— fue lo primero que dijo.

—Eres una perra.— le dije, sin rodeos.

—Oh creeme, te amo mas.— respondió, entre rizas.

—¿Porque no has ido hoy?.— le pregunté, de una vez.

—Me quedado dormida ¿Te sorprende amiga?.

—En lo absoluto..— hubo un tiempo de silecio, así que decidí contarle lo de hoy.— Ha llegado un chico nuevo y..— me interrumpió antes de que pudiera seguir.

—Voy para allá.— me corto.

Vaya forma de escuchar, amiga.

Se vuelve loca tan solo de hablarle de algún chico, desde que terminó con su ex pareja — JJ — ha intentado buscar a otro, solo por despecho.

Debe ser triste que te cambien en menos de un mes. Aunque ella no lo demuestre, se que aún recuerda cada una de sus caricias y palabras.

No se cuantas veces he intentado hablar con ella sobre lo mal que se ve, el hecho de que cada fin de semana se la pase ligando con cualquier chico, solo por que su ex novio la cambio, se ve feo.

Pero bueno, cada quien hace lo que puede para olvidar a una persona.

El timbre sonó a los minutos después, dándome a entender que ella estaría aquí, así que baje rápidamente.

Mi mamá no estaba, así que tuve que desactivar una de las cuantas alarmas que había en la casa. — Porque suponía que sí las había activado.— antes de abrir la puerta.

—Hola, ¿Es usted Emilia Thompson?.— dijo aquel chico sin siquiera mirarme en cuanto abrí la puerta, luego que terminó de hablar, levantó su vista, dejándome ver quien era.

Dios, que alguien me pegue un tiro.

—No.— lo fulmine con la mirada, tal y como lo hizo el hoy en la mañana.— Son tres casas a la derecha.

Me dio una sonrisa ladeada, signo de coqueteo, claro.

—¡Ann!.— escuche gritar a mi amiga a unos metros de mi.—¿Haz pedido pizza?, Dios, ¡Haz pedido pizza!.— grito mientras corría hacia adentro.

Esto no es un juego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora