iii. Decisión tomada.

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CAPÍTULO TRES

DECISIÓN TOMADA

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Ya había pasado un mes desde que Sirius lo había llevado a la casa en la que las dos parejas y el animago vivían. Había tratado de aceptar la realidad y también el hecho de que no podía regresar de vuelta a su mundo, pero se negaba a creer que no existía ninguna posibilidad, por mucho que los demás dijesen lo contrario, una y otra vez.

Durante ese mes, apenas había salido de la casa, no quería hacerlo, porque aquello solo hacía que confirmase aún más la dura realidad. Sin embargo, comprobó que Remus y Tonks se habían adaptado rápidamente a aquel mundo, aunque se notaba en ocasiones que extrañaban a su hijo. Mientras, James y Lily habían estado explicándole cosas sobre aquel mundo; después de todo, ellos llevaban allí mucho más tiempo, desde que habían muerto para proteger a Harry.

La primera vez que Fred salió de la casa se sintió perdido y confuso, como un niño pequeño en uno de esos centros comerciales muggles. No supo qué hacer o a dónde dirigirse, pues todo le era desconocido allí. Pero, poco a poco, iba acostumbrándose y conociendo los lugares cercanos a la casa e iba a visitarlos de vez en cuando, por si descubría algo nuevo. Incluso había conocido a un par de personas agradables con las que se estaba llevando bien, pero no quería encariñarse con nadie, ya que seguía queriendo regresar a casa.

Tras mucho pensarlo, Fred había decido trasladarse de la casa, sentía que no encajaba allí. Además, necesitaba un espacio para él, un espacio en el que pudiera estar tranquilo, solo. Al principio Sirius y Remus -sobre todo- habían intentado convencerlo para que no lo hiciera, pero al final habían desistido, pues sabían perfectamente cómo se sentía Fred.Así que, finalmente, había acabado mudándose a un apartamento que se encontraba cerca de la plaza oeste del reino. Era pequeño, pero lo suficientemente espacioso para una persona.


En ese momento, Fred se encontraba bajando las escaleras del piso con un suspiro. Los recuerdos de sus días con vida solían aparecer constantemente en su mente y eso lo martirizaba. Todo el mundo le había dicho que aquello era normal, que solo sería así hasta que se acostumbrara a estar allí, pero él no quería hacerlo, no quería acostumbrarse y mucho menos quería dejar de recordar su vida, pues los recuerdos eran lo único que le quedaba de ella y lo único que le hacía saber que alguna vez había estado vivo.

Mientras bajaba, se encontró subiendo a uno de sus vecinos. Era un chico de poco menos de veintitrés años o por lo menos eso era lo que aparentaba, de aspecto jovial y tranquilo. Su cabello era de un tono castaño claro y sus ojos negros como la noche. Fred ya había hablado en un par de ocasiones con él y se estaban llevando bien.

¿Quieres mi ayuda? ➳ Fred WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora