Fallar

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Dedicado a argentinazafon.

Mi cabeza da vueltas. Siento un gran dolor en mi vientre. En resumen... fallé.

Fallar. Una equivocación y todo lo que tenías planeado se derrumba como un calabozo recién conquistado. Espero que Aladin este bien.

Que idiota fui. Dejarme llevar por el instinto y lanzarme de cabeza a la pelea. Ahora que lo pienso, ¿habré sobrevivido? Seguramente, desde hace un rato he escuchado voces acercarse y alejarse.

¿Qué hubiera pasado si Aladin estuviera en su sueño? Todo lo que creé en mi vida pasada junto con Solomon, se haría añicos en un instante. Por culpa mía y de mi idiotez.

***

Sinbad, es un infeliz. Lastimar así a Paydar, y usar un truco tan sucio y bajo al fingir un ataque del imperio Kou con copias, es imperdonable.

Después de derrotar la copia de Judar, llego Sinbad y compañía junto con Morg-san y Ali Baba. Ellos ya lo sabían y no hicieron nada. Iban a usar ese intento de ataque para "probar a la niña". 

 Los únicos que realmente parecían arrepentidos eran ali Baba, Morg-san, Jafar y Sharkan. No puedo creer que Yam ni se inmuto al verla inconsciente. 

  Que increíble, ni siquiera la consideran humana.  

Después de que Jafar me ayudara a llevarla al castillo y le diera primeros auxilios, fui a reclamare a Sinbad, que solo dijo - Tranquilo Aladin, la próxima vez la probemos, te vamos a avisar a TI-

***

Empiezo a abrir poco a poco los ojos. Estoy en mi habitación  y la de Aladin, tengo algunas vendas en el vientre y brilla extrañamente, junto a mi cama...

- ¿Aladin?- pregunte.

Aladin estaba junto a mi cama con el bastón divino realizando hechizos de sanación, tenía ojeras y parecía que no había dormido en dos días.

-Ya... despertaste...- me dijo mientras bostezaba.

- ¿Estás bien? ¿Cuánto llevo dormida?- le pregunte.

- 3 días.- me contestó.

-¿Y me has estado curando todo ese tiempo?- le dije.

-Aja- dijo aladin. Cuando termino de hablar, se  deslizo lentamente de la cama y empezó a roncar levemente.

-Gracias- le dije, mientras pequeñas lágrimas empezaban a correr por mi cara.




Vivir para reencarnarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora