whatsapp; alex turner.

5.

Ya hacían semanas que hablaba con ese extraño por WhatsApp, el sabía bastante sobre mí, pero yo en cambio no sabía siquiera su nombre. Se lo había pedido incontables veces, pero se rehusaba a decírmelo, cambiaba de tema o me pasaba alguna imagen graciosa. Aunque yo le tenía diversos nombres que cambiaba cada poco tiempo, el que tenía ahora era Estúpido. Tampoco quería decirme como era físicamente ni de dónde era, lo que me hacía desconfiar a veces, pero hablar con él me entretenía y me distraía un poco de la realidad.

Mi querido vecino estaba más idiota de lo normal, que ya es decir. A veces cuando nos encontrábamos en el portal me dedicaba unas miradas que no lograba comprender o se reía por lo bajo. No sé si era porque siempre que lo veo está borracho o muy colocado, pero algún día como siga haciendo eso le acabaré saltando algunos dientes. 

Estúpido:

¿Debería dejarme barba?

Rodé los ojos leyendo el mensaje mientras me levantaba de la silla para atender a unos clientes. ¿Quería que le aconsejara estéticamente si nunca lo había visto? A veces se pasa de estúpido, bien le viene ese nombre. 

Pedí a mi compañera Natalie que se encargara de mi último turno porque yo me sentía muy agotada, se lo recompensaría, pero ahora no podía más, ella aceptó porque según ella no tenía nada mejor que hacer.

Llamé a Aaron para que pasara a buscarme pues no me sentía con muchas ganas de caminar y en cinco minutos se encontraba en la puerta trasera, el trabaja bastante cerca y no pasa nada si falta unos cuantos minutos mientras me lleva pues la tienda de la que se encarga con un compañero no está precisamente abarrotada de gente.

Le saludé, le de un beso en la mejilla,  me acomodé en el asiento del copiloto y saqué mi móvil para responder al estúpido 

Yo: 

¿A mí me vas a pedir un consejo estético? Nunca he visto tu careto.

Me sorprendió la rapidez con la que respondió pues yo había tardado una media hora en hablarle.

Estúpido:

Si, quiero que me aconsejes como debería dejar mi hermoso careto.

No pude evitar sonreír ante las tonterías que soltaba y provoqué una carcajada a mi amigo, que hasta ahora no había recordado que estaba con él. Alzó las cejas y me lanzó una mirada cómplice sin perder de vista la carretera.

— ¿Con quién hablas? — dijo con una vocecita que nunca había escuchado en él, pero ya la odiaba.

— Con nadie, ya hemos llegado — dije evitando el tema y abriendo la puerta del coche.

— Ya no me cuentas nada — dijo en tono triste haciéndome sentir mal —. ¿Algún día me contarás?

Asentí mirándolo con una sonrisa reconfortante diciéndole con la mirada que todo estaba bien, que no tenía que preocuparse de nada. Le dí un abrazo y me dirigí al portal, mientras sentía mi móvil vibrar en mi bolsillo, pero decidí ignorarlo hasta entrar en casa. Saqué mis llaves mientras andaba hasta mi puerta pero un risita me hizo elevar la mirada. Fruncí el ceño enfadada.

— ¿Te ha entrado la gomina hasta el cerebro o qué, Alex? — dije entrando la llave en la cerradura.

— Hace mucho que no me llamabas Alex — dijo mirándome fijamente.

Lo miré unos segundos, tenía razón, siempre que conversaba con él lo llamaba Turner. Abrí la puerta y me metí lo más rápido posible, no aguantaba su mirada sobre mí. 

Fui a mi habitación, me puse el pijama y me tiré a la cama. Desbloqueé el móvil y vi una llamada del estúpido.

Yo: 

¿Para qué me llamas? ¿Pasaba algo?

Tardó unos cuantos minutos en responderme.

Estúpido:

Era para que me respondieras, habías visto el mensaje pero no me habías dicho nada.

Yo: 

¿Algún día vas a hablar conmigo por teléfono?

Estúpido: 

¿Debería dejarme barba? 

Yo: 

No, es muy sucia.

Tardaba en responder, así que encendí la televisión y deje mi teléfono reposar al lado derecho de mi cama, hasta que luego de unos largos minutos volvió a vibrar.

Estúpido:

Tal vez.

Yo: 

¿Tal vez, qué?

Estúpido: 

Tal vez algún día hablemos.

Dicho eso se desconectó y no respondió a ningún mensaje que le dejé.

nota; me siento re hello its me ahre