18.

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Caminé decidida hasta la puerta de Alex y llamé incontables veces al timbre. Sentía la sangre hervir en mis venas y mi cabeza a punto de estallar. Fruncí el ceño cuando una chica rubia despeinada me abrió la puerta. Me miró de arriba a abajo con una sonrisa burlesca en la cara. «Perdona que no me haya puesto de gala, pero me gusta estar cómoda cuando estoy a punto de asesinar a alguien», pensé. La aparté, restando importancia y entré.

— ¿Dónde está Alex? — pregunté a un chico que se me quedó mirando fijamente.

Escuché un leve ''en el salón'' y me dirigí como pude hasta allí. La música y la luz me mareaban, pero la ira se hizo cargo de mi cuerpo. Lo visualicé tirado en el sofá junto a otro chico y corrí hacia el móvil antes de que me lo impidiera. Necesitaba cerciorarme. Cuando me vio con su móvil en mis manos sus ojos se abrieron como dos platos en sorpresa y se acercó a mí para intentar quitármelo, pero yo me puse de espaldas a él. Entré rápidamente en Whatsapp y con las manos temblorosas intenté buscar mi chat. Cerré mi mano con fuerza al rededor del aparato cuando vi nuestras conversaciones. Es verdad, era él.

— Gilipollas — dije en un susurro lo suficientemente alto como para que lo oyera él y tiré el móvil contra su pecho.

Me sorprendí de que la poca energía que tenía huyera de mi cuerpo justo en el momento que debía utilizarla. En mi mente cuando imaginaba esa escena mientras me dirigía hacia él me veía a mí gritando y dando la nota, pero cuando llegó el momento sentí impotencia. Quería decirle de todo y romperle el móvil en la cara, pero no salió nada.

Sentí un escozor en mis ojos antes de que se humedecieran. A pesar de que intenté retenerlas, las lagrimas comenzaron a salir como si de un grifo se tratase. 

— ¡Eh, Liv, espera! — escuché antes de entrar en casa, pero le cerré la puerta en las narices.

— Que te follen — susurré, más para mí misma que para él.

Llamó varias veces al timbre, agravando el dolor de mi cabeza. Sequé mis lagrimas con la manga de la sudadera antes de abrir.

— Oye, ¿podemos hablar? — su rostro era el mismo que cuando cortó conmigo cuando eramos adolescentes.

— ¿Te lo has pasado bien? ¿Ha sido divertido? ¿Te ha gustado jugar con mi confianza? — dije subiendo el tono.

— No pretendía eso, sólo quería hablar contigo, pero tu me odiabas...

— ¿Y no creíste que sería mejor parar cuando viste que ya dejé de ser fría contigo? No, tenías que esperar a que confesara por WhatsApp que todavía siento algo por ti — dije irónica —. Y no solo eso, sino las otras mil cosas que confesé.

— Yo no te obligué a que cogieras confianza, no pretendía llegar hasta ahí.

— Pero tampoco me paraste cuando viste todo lo que decía. Tu sabías todo el tiempo quién era, pero yo no. 

— Yo... Quería decírtelo, pero no sabía como te lo ibas a tomar... — agachó la cabeza.

— Bien, ¿cómo me lo iba a tomar? Te diría, oye, me he quedado hasta las tres de la mañana hablando con alguien que no sabía que eras tú y te he dicho cosas que no pensaba decirte nunca, pero lo olvidamos, ¿va? — ironicé.

Su mandíbula se tensó y permaneció en silencio. Di la conversación por finalizada y cerré la puerta.







n/a: antes que nada, obviamente han hablado más veces por whatsapp de las que aparecen aquí y todas las supuestas cosas que había confesado no salen en este fic.
² feliz navidad a todos, espero que os lo paseis genial 🎄♥

whatsapp; alex turner.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora