Capitulo 1 "En la tierra"

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Aquella sirena nadó lo mas rápido que pudo, iba con un semblante enojado, su ceño estaba fruncido mientras pensaba en que aquella decisión la haría con o sin apoyo de su padre, de repente las corrientes comenzaron a moverse con fuerza, aquello solo significaba una cosa, que el rey estaba mas que molesto, a Julia no le importó y siguió en contra corriente, quería llegar a su escondite con sus amigas, solo quería despedirse de ellas antes de partir.

Julia se encontraba nerviosa, no sabía como sería la reacción de sus amigas al saber que se iría del mar, tomó valor y finalmente se acercó a ellas, para así explicarles un poco de su razón y despedirse

—¿Enserio tienes que irte? —dijo asombrada Lidia, una de sus amigas

—Sí, tengo que comprobarle a papá que miente, que los terrestres son buenos —respondió con seguridad.

—¿Y qué ganarás con eso? Nosotros te necesitamos aquí Julia, eres de las sirenas más fuertes —susurró con tristeza su amiga. —Eres una princesa Julia

—Tengo derecho a descubrir nuevas cosas, no me importa que sea princesa —respondió tranquila acercándose a ella y tocando sus hombros. —No soy prisionera

—Esta bien —asintió y sonrió triste, ya no vería a su amiga.

—Por favor cuídate mucho Julia —habló triste Lidia.

—Lo haré —la chica sonrió con tristeza asintiendo y abrazando a sus amigas, las tres comenzaron a llorar.

Luego de separarse de sus amigas se despidió con su mano, para luego irse nadando del lugar acercándose más a la orilla, ahí utilizó el anillo lunar que su madre le había regalado antes de morir, el anillo se encargaba de almacenar la luz de la luna y con ello hacer muchas cosas que para otras sirenas era imposible.

Luego de hacer con sus poderes tener las piernas, se dio cuenta que eran muy extrañas, por un momento pensó en volver pero no había vuelta atrás a ella le interesaba lo que había en la tierra y si para eso tendría que sacrificarse lo haría.

Encontró ropa de unos campistas, la tomó y se la puso, trataba de caminar pero las personas la veían de manera extraña pues no caminaba como los demás lo hacían, para ella era muy difícil no tener su cola y tener ahora estas llamadas "piernas"

Luego de caminar un poco llegó a un restaurante, pero para ella no sabía que era, vio a una chica y trató de acercarse pero no lo logró, terminó cayendo.

—¿Estas bien? —habló la chica preocupada

—Estoy bien gracias —dijo levantándose

—¿Cual es tu nombre? —preguntó la chica curiosa, pues nunca la había visto por ahí

—Soy Julia —ella sonrió

—Danna... Danna Stan —ella estiró su mano para saludarla pero Julia solo veía su mano extrañada, no sabía que pasaba.

Danna la bajó aún extrañada y un poco avergonzada que alguien la dejara con la mano estirada. Julia se quedó viendo al rededor del restaurante, ella se despidió de Danna y siguió caminando, admirando todo lo que había en la tierra.

La noche cayó y Julia se sentía cansada, para ella no era fácil utilizar piernas por primera vez. Se sentó en una banca, vio que ahí había personas dormidas y trató de actuar de la misma manera

—¿Julia? —preguntó Danna acercándose a ella.

La sirena abrió los ojos encontrándose con aquella persona que acababa de conocer

—¿Que haces aquí? —preguntó confundida

—Dormía —habló Julia nerviosa, no sabía que responder.

—¿Vives en la calle? —preguntó con cierta preocupación.

—No, vivo en el mar —sonrió Julia orgullosa

Danna frunció el ceño, estaba muy confundía y le parecía que Julia actuaba de manera muy extraña

—Yo vivo cerca del mar ¿te gustaría que te acompañara? —respondió Danna de forma tranquila.

—Seguro —asintió levemente con un poco de temor Julia.

Las chicas se fueron caminando hacia la casa de Danna, le seguía pareciendo extraño que no parara en ninguna de las casas cerca de la playa, simplemente seguía a Danna.

—¿Donde está tu casa? –preguntó Danna llegando a su casa.

—Bueno... yo... —balbuceó nerviosa. —Queda cerca, gracias por acompañarme

Dicho esto Julia se fue, Danna entró a su casa, se cambió de ropa y se preparó la cena, pensando en aquella chica que le había parecido un poco extraña ¿acaso estaba loca? Después de limpiar la cocina y los trates, de iba a ir a dormir, pero observó que la bolsa de basura estaba llena por lo que tenía que tirarla a unas cuadras de ahí.

Caminó con la basura en su mano, y se encontró de nuevo a aquella misteriosa chica, la cual estaba mirando hacia la playa, Danna se acercó a ella

—¿Estás bien? —preguntó acercándose a ella, la chica volteó un poco asustada y asintió. —¿No fuiste a casa?

—En realidad... mi hogar queda bastante lejos de aquí —respondió con tristeza.

—Bueno, mi casa es un poco grande, podrías dormir hoy conmigo —habló Danna con voz tranquila.

—¿En serio compartirías tu hogar conmigo? —preguntó asombrada.

—Sí, solo por hoy —asintió la chica.

La Sirena  [Completa] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora