Buscando la imagen

696 50 7
                                    

Me despierta la alarma del móvil. No uso ninguna canción porque sino terminaré cogiéndole manía. Son las ocho de la mañana y el desayuno no es hasta las nueve y media. Hago un esfuerzo sobrehumano para levantarme de la cama y entro al baño para ducharme. Mientras me aclaraba oigo que alguien llama a la puerta. Me apuro y rezo para que sea Alba la que me pillé en toalla.

- Hola Víctor.
- Hola Sara, buenos días. ¿Puedo pasar?
- No se si te habrás fijado pero tengo que vestirme.
- Vaya lo siento... Bueno da igual.

Me quedó un poco extrañada. ¿Qué mosca le ha picado? Haciendo caso omiso procedo a vestirme. Hoy va a hacer calor así que me pongo una camiseta holgada de color claro y unos shorts. Me recojo el pelo en una trenza y como me sobra tiempo lo dedico a actualizar el cuaderno de notas. Cuando acabo voy a la biblioteca y escojo un libro. Me dirijo al salón leyendo la reseña de la contraportada cuando me choco con alguien:

-Perdón.
-Culpa mía.
-Oye tú eres la que ayer vino empapada.
-Sara, mucho gusto.
-Yo me llamo Rebeca. ¿Qué te pasó?
-Juan, un chico de mi grupo, me tiró al estanque.
-Los de mi grupo todavía no han hecho nada parecido. Por cierto soy del equipo rojo.
-Ok, yo soy del equipo blanco.

Por los altavoces nos llamaron a desayunar. Me despedí de Rebeca y me junté con mi grupo. Marcos estaba más dormido que despierto. Nos sentamos en nuestra mesa y comimos en silencio. Cuando terminamos los camareros trajeron el ordenador y nuevamente el amigo Pepe apareció en la pantalla.

-Buenos días. Espero que hayan pasado una buena velada. Les comunico que todos los equipos han encontrado la misteriosa bolita pero que sólo uno a resuelto su misterio. Enhorabuena equipo blanco. Cabe decir que el equipo amarillo pese a haber sido sancionado va pisándoles los talones. Vuelvo a recordarles que encontraréis todo lo que necesitáis en la biblioteca. Tenemos una biblioteca maravillosa que podría ser envidiada por la de Howarts. En fin esto es todo. Nos vemos mañana.

Quedamos en reunirnos en mi habitación. A partir de ahora llevaremos las pistas y mi cuaderno siempre con nosotros. Mi ya no tan amigo Pepe había desvelado nuestra situación. Desde aquí podemos oír el barullo montado en la biblioteca. Sospechamos que la imagen que buscamos puede ser una de las que decoran esa habitación. Para evitar el follón decidimos esperar a que la gente se desanimara. Mientras fuimos a jugar a un partido de ping-pong. Llevábamos una hora jugando cuando vimos salir un grupo de la biblioteca y fue cuando nos dimos cuenta de que la cosa estaba más calmada. Entramos a la sala y por desgracia había muchos más cuadros de los que imaginábamos y eso sin contar la colección de libros de fotografía. Y no habíamos tenido en cuenta las ilustraciones de los libros. Nos dividimos las estanterías pero no encontramos nada. Nos llamaron para comer.
Marcos se quedó y nos pidió que le guardáramos un plato de comida. Marcos irrumpió en el comedor cuando íbamos por el postre y todos automáticamente lo miraron. Caminó tranquilamente hasta nuestra mesa y se sentó.

-Chicos, creo haber resuelto el problema.
-¿Pero cómo?
-Dejadme comer y lo explico.

Tras la comida nos juntamos junto al estanque. Marcos sacó la bolita amarilla de ayer. Nos miramos entre nosotros con cara de lerdos y finalmente le miramos a él.

-Si os fijáis la letra I del mensaje tiene el punto con forma de corazón. Esa es la imagen necesaria.

Dicho esto, sacó un caligrama con forma de corazón. Por si no lo sabéis un caligrama es un dibujo formado por palabras.

-Este amigito estaba entre los libros de amor.
-Marcos, en estos momentos te amo. -dijo Juan-
-No tan rápido amor mío, el caligrama lo forma una adivinanza y esa aún la estoy pensando.

Veo un galeón, un ratoncito muy tuno
Y los números del ocho al uno.

-Esto es muy raro. -dije- Y lo peor es que me suena de algo.
-Pues haz memoria. Puede que todo dependa de eso.
-Oye, ¿Y de mientras que hacemos? -dijo Alba-
-Yo tengo cosas que hacer. -dijo Víctor-

Si esto lo hubiera dicho cualquier otro nos hubiéramos interesado pero como lo dijo Víctor no lo hicimos. Víctor me parece muy raro y no estoy muy a gusto con él. El chico entró en la casa y no supimos nada de él hasta la cena. Nosotros cuatro nos juntamos con otra gente que también estaba vagueando y nos pusimos a jugar a prueba o verdad. Esa otra gente eran: Pedro, Rebeca, una chica del grupo de Pedro llamada Cristina, otra chica del grupo rojo llamada Mónica y dos chicos del equipo azul llamados Jorge y Rubén. Nos sentamos en corro y comenzamos el juego

Alba: Rebeca ¿prueba o verdad?
Rebeca: prueba.
Mónica: chúpale la tripa a Rubén.
Rebeca: ¡¡No!!
Rubén: ¡Oye que tampoco estoy tan mal!
Yo: eso, eso, no seas gallina

Finalmente convencimos a Rebeca. Se levantó y vacilante caminó hasta situarse junto a Rubén. Lo cierto es que no estaba nada mal. Era muy delgado, justo lo contrario a Jorge y tenía unos preciosos ojos color miel. Rebeca le levantó la camiseta y con mucha timidez le dió un lametón. Luego volvió a su sitio muy colorada.
Seguimos jugando y la mayoría escogieron verdad. Las preguntas eran bastante flojas y tal vez por eso fue la opción más popular.

Jorge: Sara, ¿prueba o verdad?
Juan: ¡Prueba, prueba!
Yo: venga va, prueba.
Marcos: te tapamos los ojos y uno de nosotros te dará un beso en secreto donde él quiera.

A todos les gustó la propuesta y no tardé en tener una chaqueta anudada a la altura de mis ojos. Estaba realmente nerviosa. No solo por el beso sino también por estar a ciegas. A mi alrededor percibo que alguien se me acerca. Supongo que es chico porque mis amigos son muy capullos. Estaba preparada para un beso en la mejilla o un pico o incluso para un morreo pero lo que pasó me dejó desconcertada. Recibí un casi imperceptible beso en la punta de la nariz. El detalle me hizo sonreír.

Jugando a detectivesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora