Comienza la investigación

1.3K 68 8
                                    

"Toc toc" ¿Donde estoy? Abro los ojos y me incorporo. Estoy en una habitación que no es la mía. "Toc toc" recuerdo todo lo que ha pasado y me doy cuenta de que me he quedado dormida. "Toc toc toc" Me doy cuenta de que alguien ha llamado a la puerta así que me levanto y abro.

-Hola Sara durmiente.
-Hola Alba. Entra.
-No quiero molestar pero me aburría en la habitación y decidí venir.
-No es molestia. ¿Tú como recibiste la invitación?
-Estaba en la peluquería donde hago las prácticas y lo vi sobre el mostrador y como ponía mi nombre lo leí.

Mientras yo reflexionaba sobre lo que me había contado Alba, ella había abierto mi armario he inspeccionaba mi ropa. Luego se acercó a mi y me hizo girar sobre mi misma.

-¿Cómo es que no has traído ningún vestido? Yo te prestaría algo pero no creo que te valga. Eres... un poco... más grande que yo.

Sí amigos, me acaba de llamar gorda a la cara.

- Toc toc.
-Hola Víctor.
-Hola, perdonar es que he oído salir a Alba y la he seguido.
-Pasa,pasa
-Hola ¿podemos pasar?
- Anda los que faltaban.
- ¿Y si recorremos la casa? Seríamos los primeros...

Tal y como aseguró Marcos, todos estaban en las habitaciones. Las habitaciones ocupaban toda la primera planta. Había 25 lo que coincidía con el número de participantes. Las habitaciones de los miembros de un mismo grupo estaban juntas y tenían el pomo del color correspondiente. Inspeccionamos las nuestras pero no había nada raro. Bajamos a la planta baja y pero sólo pudimos entrar al salón de la chimenea y al comedor. Pronto llegaron los otros grupos e inspeccionar se hizo más difícil. Harta de no encontrar nada, me rendí y decidí darme una ducha. En la escalera me esperaba Víctor.

-Sara tengo que contarte algo. Vamos a mi habitación.
Le seguí y cuando sacó las llaves me percaté de que no había cerrado mis aposentos. Un gran descuido.
- Sara, en el marco de la puerta del comedor hay una partitura grabada. Corresponde a la V sinfonía de Beethoven. Pero hay una nota mal puesta. Me he fijado en que esa nota se puede deslizar pero no me he atrevido.
-¡Víctor eres un genio! ¡Hay que contárselo a los demás!
-Eso es lo que iba a hacer antes de que aparecieran los demás.

Esta noche, mientras los otros duerman iremos a investigar.
Fui a mi cuarto y lo primero que vi fue desorden. Alguien había entrado. Por suerte no se habían llevado nada. Sólo habían abierto los cajones y el armario. Seguramente en busca de pruebas. Muerta de miedo cerré con doble llave y me metí a la ducha. Cuando estuve lista, al faltar un rato para la cena, fui a visitar a Juan. Le comenté el descubrimiento y mi incidente. Lo primero le emocionó. Lo segundo le preocupó mucho. Juan va de tipo duro, de chungo, pero en realidad es un buenazas. A su lado me siento segura y cómoda con su compañía. Este es el motivo de que este en su habitación y no en la de otro.

Durante la cena, Víctor contó su descubrimiento y con disimulo comprobamos que efectivamente el grabado de la puerta era un pentagrama. El fallo no lo percibimos ninguno. Claro que no sabemos nada de música. Acordamos quedarnos en el salón hasta que todos subieran arriba. Entonces probaríamos suerte.

Tuvimos que esperar hasta la 1:00. Fue entonces cuando los miembros del equipo amarillo decidieron ir a la cama. Durante este tiempo nos dedicamos ha hablar en el salón. Hemos llegado a la conclusión de que los organizadores se han molestado en conocernos. En el caso de Alba, sabían su horario de prácticas. En el caso de Víctor, su horario de clases. Su sobre lo encontró entre las partituras. En el caso de Marcos, sabían su horario de entrenamiento. Su carta la encontró en la bolsa del gimnasio. Juan y yo éramos los únicos que la habíamos recibido a domicilio. Creemos que puede ser por falta de una rutina. Pero en mi caso me choca que no me la hubieran dado en la universidad. ¿Por qué será?

Esperamos unos minutos más. Revisamos la planta baja y las escaleras para asegurarnos que nadie nos espiaba. Luego fuimos a la puerta del pentagrama y lo copié lo mejor que pude. Habíamos decidido apuntar en los cuaderno nuestros descubrimientos. Aparte de dibujar la partitura, escribí la forma en la que nos habían mandado las cartas.

-Venga ya lo he copiado.
-Víctor, deberías probar tú. Eres quien lo ha visto. -dijo Alba-
-Vale, voy.

La nota de madera se deslizó sin problema. Al hacerlo dejó un pequeño espacio que contenía una canica. La cogimos y recolocamos la nota. Como estábamos cansados nos fuimos a la cama. La bolita se la quedó Marcos que no nos dijo donde la iba a esconder. Por seguridad cerré con doble llave la puerta de mi habitación, práctica que me acostumbraría a hacer. El cuaderno lo puse bajo el colchón. Finalmente me acosté y pronto concilié el sueño.

Me despierto sobresaltada. Juró haber oído un ruido. Se vuelve a escuchar. Me levanto y cojo la lámpara de las mesilla. Cojo también el cuaderno. Abro la puerta evitando hacer ruido. Cuando estoy en el pasillo lamento el no tener linterna. Atisbo una sombra que está de espaldas a mi. Me acerco con sigilo y me tiro encima tapando su boca. Le obligo a levantarse y le arrastro a mi cuarto. El afortunado es un chico del equipo amarillo.

-¿Quién eres? ¿Qué haces aquí?
-Me llamó Pedro. Escuché desde mi cuarto que volvíais muy contentos y quería descubrir algo.
-¿Qué has descubierto?
-Nada, lo juro. Me has pillado cuando probaba si había cerrado con llave.
-¿Fuisteis vosotros los que entrasteis aquí?
-Sí, yo no, pero fuimos nosotros. Pensamos que lo mejor sería aprovecharnos de los descubrimientos de los demás.
-Vete y no nos molestes más.
-Lo primero.

Le seguí hasta su habitación y apunté en mi lista mental avisar a mis amigos.

Jugando a detectivesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora