Un dia de junio si mal no recuerdo, lo conoci. Era tan perfectamente maravilloso a mis ojos. Ojos color canela, una sonrisa de marca de dentifricos, pelo algo rebelde y con algunos rulos, aun que corto. El era el estilo de chico que siempre quise para mi, ese chico que sale en los cuentos o novelas románticas abarrotadas de puras cursilerias que te engañan y te enceguecen únicamente.
Estaba acostada en el pasto de una plaza, donde cuidaba a mi sobrino Lautaro de 6 años que jugaba en los columpios. De repente algo tapo la luz del sol y levante mi mirada de la lectura del celular. Lo mire algo sorprendida y al mismo tiempo molesta por que parecia no quererse mover de al lado mio.
Me dijo su nombre, Franco se llamaba, y lo primero que pensé fue que suena bien en los labios cuando lo pronuncias. Franco me dijo tambien, que su hermano jugaba en esta plaza y que se habia olvidado su manta para recostarse, si no le importaba prestarle la mia.
Luego de unos largos segundos en shock por que un desconocido me habló. Solo pude inclinar mi cabeza en un gesto de aprobación.
Se sentó, sacó un libro, no recuerdo el nombre del libro ahora. Yo no pude prestar atención a mi lectura, aunque pienso que leer orgullo y prejuicio es bastante interesante, ya no pude prestar atencion. Sentía una especie de iman a sus ojos. El se dio vuelta y vio mi mirada, nos quedamos asi unos segundos hasta que Lauti interrumpio. Vino corriendo hacia mi con un niño de cabellos enrulados, casi enmarañados.
-hey! Cami, Cami. Por fis puedes darme dinero para comprar algodón de azucar- digo dulcemente sonriendo.
-vale, pero solo uno pequeño, y no te tardes, que en un rato nos vamos- le dije, tratando de permanecer lo mas seria posible y ocultando la dulzura en mis ojos.
-hey! Tu me lo debes. Me lo prometiste. - dijo el niño a Franco, no logre entender la situación.
-¿a que te refieres?- dijo Franco bruscamente.
-no te acuerdas que olvide "accidentalmente" -hizo moviéntos con sus dedos en forma de comilla- mi mochila con la manta y mi ropa de deporte. Ahora estaré castigado por tu culpa.- el niño estaba enfadado y posó en mi una mirada de odio que desapareció cuando su hermano le dio dinero para comprar su silencio.
Los niños se fueron corriendo. Franco me dedico una mirada cómplice que no supe corresponder. De su boca salio un lo siento, volvi a asentir y me levante. Llamé a Lautaro de un grito y el vino comiendo su algodon de azucar, con sus dedos completamente enchastrados en azucar.
-Lau ya nos vamos, despidete de tu amigo.
-chau Cris nos vemos otro dia.- el niño le sonrió.
-hey! Dejanos que te acompañemos a tu casa- dijo Franco y sonrió.
-preferiria que no, mi madre va pedir explicaciones y no quiero inventar historias.
-al menos dime, por favor, si vendras mañana. Prometo no traer mi manda y compartir la tuya -dijo picaramente con una sonrisa.
-no lo se, tal vez si Lauti quiera- me di vuelta y vi sus ojos iluminarse junto a una gran sonrisa causada por su nuevo amigo- bueno, tu ganas. Mañana a las 5 aqui. ¿Vale?
-vale...
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¿Por que mentirnos?
Novela JuvenilLlega el punto donde la confusión se vuelve cosa de cada dia. Una amistad, mezclada con amor hace confundir a Franco y a Camila. ¿Mentirse, arriesgarse o callar? Que es lo que deben hacer ambos.