A pesar de que la sorpresa de que sea una niña en contra de lo que él esperaba, aún lo tiene algo aturdido se decide a entrar en la habitación donde están su mujer y su hija.
- Enhorabuena es una niña preciosa y muy sana. ¿Ya han pensado un nombre para la recién nacida?
- Hemos decidido que se llamará Mariana en honor a una de mis abuelas - dice el hombre mientras la mujer asiente.
La pequeña a pesar de tener tan sólo unos minutos de vida ya empezaba a descubrir el mundo que la rodeaba, a pesar de no distinguir que era cada cosa su mirada una de un lado al otro de la estancia en busca de conocimiento del mundo al que acababa de llegar.
- Seguramente no pase nada, pero sería conveniente que llevasen a la niña en cuanto antes a un médico de pediatría para hacer unos últimos exámenes - dice el doctor mientras se acercan unas enfermeras para coger a la niña.
Mientras las enfermeras se llevaban a la recién nacida y el doctor hacia unos últimos exámenes a la mujer, el hombre salió de la habitación. Por su mente pasaban mil ideas, mil planes de futuro, pero también nuevas preocupaciones y demás temas relacionados con su nueva vida como padre.
Al instante se vió asaltado por mil y una dudas acerca de su futuro y el de su familia; pues ahora los tres dependían de él.
Mientras pensaba todo esto se iba alejando por el inmaculado pasillo del hospital.
En cuanto llegó a la entrada del hospital decidió salir para refrescarse un poco, pues en los últimos segundo había pensado demasiado y empezaba a sentirse agotado.
