Capitulo tres

338 18 0
                                    

LAUREN

Esa tarde nada mas salir del instituto Débora y yo nos subimos a su coche y mientras sonaba la canción de Serebro "Mama Lover" una de nuestras favoritas, nos dirigimos al centro comercial. Teníamos que comprar los vestidos para la cena ya que al final había convencido a mi madre para que Débora pudiera venir.

Entramos a una, dos, cuatrocientas tiendas y en ninguna nos gusto nada. Entramos a una última, si aquí no funcionaba, esto sería un desastre.

-Vamos Lau, algo te tiene que gustar. Llevamos horas buscando y no ves nada.

-Perdona Deb, pero eres tu la que no ha parado de probarse cosas y decir que todas eran una mierda.

-Bueno, esque lo eran. Vamos, algo tenemos que encontrar.

Y sí, lo encontramos. Yo llevaría un vestido plateado largo con unos tacones a juego y Débora, no sin antes quejarse de él, llevaría un vestido azul marino de tirantes finos por encima de la rodilla. Agotadas tras las comprar asi que decidimos ir a una cafetería cercana.

Estábamos sentadas tomandonos un café cuando apareció Alex.

Alex iba conmigo y con Débora a matemáticas y, aunque ellos lo negarían hasta la muerte, yo siempre había pensado que esos dos se atraían mutuamente.

-Hola chicas.

-Hola Alex-respondimos ambas a la vez.

-¿Que haceis por aquí?-pregunto mientras se sentaba. Nadie le había dicho nada pero bueno, no lo íbamos a echar.

-¿Lo mismo podriamos preguntar nosotras no crees Alexcito?

-Sí, podríais hacerlo Déborita, pero ya que he preguntado yo primero responder y luego lo haré yo.

Antes de que estos dos empezaran a pelearse respondí

-Hemos venido a comprar unas cosas. Este sábado tenemos una cena con unos amigos de mis padres.

-Interesante-dijo con una sonrisa como si ocultara algo.

-Ahora es tu turno machomen, cuentanos que haces aquí.

-Pues mira mi querida Débora, estoy aquí porque necesitaba hacer unas cosas. -se levantó y se puso tras el asiento de mi amiga. Agachó la cabeza hasta la altura de su oreja y después le dijo algo que no escuché pero que dudo que fuera muy agradable debido a la cara de sorpresa y luego de asco que puso mi amiga.

-¡Pero seras!. Mira Alexcito, largate de aquí ya si no quieres que te mate.

-Bueno Cavanaugh, planteate la propuesta.

El sonrió, nos dijo adiós, se dió la vuelta y se fué.

-¿Se puede saber que te ha dicho?

-Me ha dicho que ya que había acabado sus tareas podría irme con él a pasar un muy buen rato-me dijo con una sonrisa.

-Débora, a ti te gusta ese chico, no lo niegues.

-Y daaale, ¿cuantas veces te tendré que decir que no?. Ese tío es un idiota y no hay más. Y ahora vamonos antes de que te estampe la taza en la cabeza.

Nos dirijimos hacia el parking mientras nos reiamos.

Había que admitir que los Glozier habían sido dotados de mucha estupidez y una gran belleza. Toda la familia, pero en especial los hombres, la tenían. Pero si había uno que dastacara, era él.

CRISTIANO

Esa tarde, estaba nervioso. ¿Iría hoy tambien al gimnasio a ensayar? ¿Pero que hacía yo, Cristiano Glozier, dandole vueltas a la cabeza por una tía? Eran ellas las que pensaban en mi pero, Lauren Hastings, con ese baile me había dejado por los suelos. Esa delicadeza, parecía que se iba a romper. Tío esto ya es serio, se me va la cabeza.

El último baileDonde viven las historias. Descúbrelo ahora