Veinte minutos después, nos encontrábamos en nuestros asientos esperando a que el avión despegara. Y dos horas más tarde, estábamos en la hermosa playa mexicana.
—Oh Dios. ¡Mira, Derek! La arena esta tan blanca... ¡y el agua tan cristalina! —exclamaba Jan emocionada tirando de mi brazo—. Es tan hermoso, muchas gracias. —Se puso de puntillas y me dio un beso tan apasionado que me descoloqué por un momento cuando ella se retiró.
—No fue nada, pequeña. Feliz aniversario.
Sus ojos brillaron y luego salió corriendo. Más rápido de lo que alguna vez vi, se quitó la ropa, quedando solo en ese bikini rojo que tanto me gustaba, dejó las prendas sobre una tumbona, y luego salió disparada hacia el mar.
Su cara estaba iluminada, no sabía si por la luz del atardecer o por la alegría que irradiaba, pero lucía hermosa con su pelo húmedo aferrándose a su cuello y espalda y esas gotas resbalando por su suave piel.
Tras chapotear un poco, se giró a verme y agitó la mano haciendo señas para que la acompañara. Sonreí y me quité la camiseta, dejándola sobre la de Jan, antes de ir con ella.
—El agua esta genial —exclamó—. El día es hermoso.
—Pero no tanto como tú —dije pellizcando su nariz. Ella sonrió y envolvió sus brazos alrededor de mi cintura.
—Gracias —suspiró recargando su cabeza en mi pecho. La abracé con fuerza y deposité un beso en su frente, dejando mis labios ahí un poco más de tiempo—. Te amo, mil gracias en verdad.
—No tienes por qué agradecerme nada.
—Sí, lo hago. —Se separó un poco de mí y me miró a los ojos—. Por todo, tengo que agradecerte por todo lo que haces por mí y por Dean. Por ser el mejor amigo, amante, esposo, confidente, y tantas cosas más. Por hacerme tan feliz y por consentirme y... —La callé con mis labios.
—¿Mejor amante, dijiste? —Me disparó una mirada letal.
—¿En serio, Derek? ¿Eso fue lo único que escuchaste? —Reí ante su tono enfadado.
—Claro que no, hermosa, escuché todo, pero no puedo evitar hacerte enojar un poco. Es mi pasatiempo favorito. —Deposité un breve beso en sus labios—. Te amo.
Ella trató de mantener su enfado, pero mi carisma pudo con ella. La esquina de sus labios se elevó un poco y puso los ojos en blanco mientras una sonrisa se expandía por su rostro.
—Te amo más.
—Lo sé.
Y con esto, nos dispusimos a disfrutar nuestra estadía en una hermosa playa.
***
—¡Vamos, Derek! —me gritó Jan.
Ya había empezado a oscurecer pero ella se rehusaba a volver al hotel. Le había propuesto que fuéramos tan siquiera a las albercas pero ella se negó rotundamente. Decía que quería explorar todos los recovecos de la playa antes de irnos temprano al día siguiente porque no sabía cuándo volvería, y aunque le juré y perjuré que la traería por lo menos dos veces al año, no quiso ceder.
A veces esa mujer podía exasperarme.
Suspiré y caminé hasta situarme a su lado. Tras unos minutos caminando en silencio, la tomé del brazo.
—Cariño, ya es tarde, ¿no estás cansada?
—No, para nada. ¿Tú lo estás? —quiso saber.
No quería quitarle esa mirada de emoción, pero la verdad era que cuando caminaba mucho tiempo empezaba a sentir una punzada en el abdomen donde se había encajado el cristal en aquel accidente de auto que tuve.
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Rendirse jamás [PQY #1] ✔ versión 2014
RomancePrimer libro de la serie ¿Por qué yo? [¿Por qué yo? #1] «Todo en esta vida es temporal, así que si las cosas van bien, disfrútalas porque no durarán para siempre. Y si las cosas van mal no te preocupes; tampoco van a durar para siemp...