Capítulo 10

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Este capítulo puede contener una escena un poco fuerte, pero no explícita.
***


Sus labios eran increíblemente firmes, suaves y tersos contra los míos.

Y parecían estar sellados.

No sabía si estaba asustada o simplemente no le gustaba mi beso, pero tuve que pasar un par de minutos besándola con lentitud, solo toques suaves y ligeros, para que se abriera y me dejara invadir su dulce boca.

Cuando por fin separó sus labios y me dejó entrar con ese pequeño gemido, no pude controlar mi reacción. Nuestro beso había empezado suave y así fue como traté de mantenerlo por un rato, pero tras algunos minutos fue aumentado su ritmo. Más presión, más intensidad, más profundidad, incluso un pequeño toque de agresividad, y esto solo me hacía sentir más desesperado por su cercanía.

Ella había colocado sus manos en mi corto cabello marrón, sus dedos tirando de puñados de mi cabello y ese pequeño punto de dolor extrañamente me gustaba.

La besaba de una manera tan profunda que me sorprendía el que aún no se hubiera retirado para tomar aire. Yo habría encontrado la manera de que me salieran branquias con tal de no soltar sus labios jamás.

Quería impregnarme dentro de su alma, ser una parte intrínseca de ella; quería que me necesitara tanto como yo estaba empezando a necesitarla y traté de lograrlo en ese simple beso.

Aunque el beso definitivamente no tenía nada de simple. Era de todo menos simple. Era dulce y agresivo, tierno y desesperado, calmado y excitante. Era un beso que la describía a Jan a la perfección.

De algún modo terminé sobre ella y ahondé el beso. En esa posición podía alcanzar los lugares correctos haciéndola gemir y retorcerse debajo de mi cuerpo, entre mis brazos.

Mis caderas tomaron vida propia al sentirla tan receptora y tuve que contenerme, hacer uso de todo mi autocontrol, para no mecerme contra las de ellas.

Debió de haber adivinado lo que estaba deseando, porque sus piernas me rodearon y me jalaron más cerca, presionándome así contra ella.

Gimió sin pena cuando nuestras caderas se encontraron.

—Derek... —susurró sin aliento.

Escuchar mi nombre salir por primera vez de sus labios, fue un punto crucial para desatar mi libido.

Mis manos, antes en su cabello, se movieron a sus costados acariciando los contornos exteriores de su pecho, sus costillas, hasta llegar a su pequeña cintura, la cual pude abarcar casi por completo con mis dos manos.

Uno de mis brazos pasó por debajo de su espalda baja y se enganchó en su cadera, jalándola para que la unión entre sus muslos chocara contra mí.

Mi mano estaba haciendo su camino por debajo de su blusa cuando sentí la primera gota caer en mi cuello, pero nada en el mundo podría lograr que me separara de esa chica en algún momento cercano. Ni siquiera el fin del mundo.

Bueno, eso tal vez sí.

Tal vez, dije.

Sus manos, antes en mi cuello, viajaban con libertad por mi espalda; arañando, tirando, tratando de acercarme más. Podía sentir cómo se restregaba contra mí, haciéndome perder el control. Estaba desesperada por sentirme, al igual que yo.

Las gotas de lluvia empezaron a caer más fuerte, con más frecuencia, empapándonos en cuestión de minutos; pero, aun así, no podíamos detenernos.

Rendirse jamás [PQY #1] ✔ versión 2014Donde viven las historias. Descúbrelo ahora