Capítulo 16

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Multimedia: Not the end of the World- Katy Perry

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Multimedia: Not the end of the World- Katy Perry

Narra Lynd

Sintiendo que cada hueso de mi cuerpo es más pesado que un quintal de sandías, recupero el conocimiento. Al hacerlo, lo primero que veo es un par de ojos de serpiente mirándome con detenimiento. Dos brazos se unen al evento y me acunan con autoridad.

¿Cuánto tiempo llevo dormida?

—Suélteme o gritaré—amenazo con la voz carcomida por el cansancio, no tengo tiempo para esto. Intento soltarme de su agarre, pero el tipo no cede, me mantiene apretujada contra su pecho. Como un ave que ha caído en la trampa del gran cazador.

—No estoy haciendo nada malo bella donna. ¿Necesitas más agua?

Desorientada desvío la mirada en distintas direcciones. Veo más ojos puestos en mí, todos son oscuros, desconocidos y serios.

Un pequeño puñado de individuos, denota una sola emoción: curiosidad hacia mi presencia. Aunque gran parte de ellos, se muestran más interesados en el hombre que sostiene mi cuerpo.

¿Quién es realmente este sujeto y por qué luce atento a cada una de mis respiraciones?

Levanto la mirada, hay una especie de carpa negra sobre nosotros, con tubos de aluminio manteniéndola en pie.

—Lo único que necesito es que me suelte—gruño. El antebrazo del sujeto bajo mi espalda, restringe cualquier movimiento severo de mi parte. Estoy atrapada.—Me está lastimando, y me mantiene retenida contra mi voluntad, eso es ilegal. —agrego envalentonada y con la garganta poseída por la aridez del desierto.

—La ilegalidad es mera cuestión interpretativa, bella donna. Tal vez para ti esté mal que te sostenga de esta forma, pero desde la perspectiva de cualquier sujeto que te mire, estoy cuidando de ti. De una chica indefensa que se desmayó en mis brazos. Es una hermosa oda romántica para cualquiera, deberías reparar un poco más en ello. —Debo señalar que es educado, y podría caerme bien si no estuviese negado a dejarme ir.

—No me interesa su forma de ver el mundo, sólo suélteme, por favor—acoto, no sé si es la subida de adrenalina, pero de un momento a otro; me siento con más fuerzas para discutir, para renegar y quejarme. — Tengo una cita importante que no puedo perder.

El sujeto no hace ningún amago de liberarme; al contrario me escanea maravillado, a lo lejos alguien bufa. Oigo murmuraciones que reprueban mi forma de hablarle al tal Dante. Me tienen sin cuidado, nadie los invitó a estar aquí. Partida de chismosos metiches.

—¿Cómo fue que llegaste a ese punto? Una mujer tan bella debería caminar sobre alfombras de oro, coronas y diamantes, y no lastimar su pie bajo la pobreza reincidente en las calles de Sicilia.

Perverso - CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora