Capítulo 5

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Multimedia: Love the Way you Lie- Eminem ft Rihanna

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Narra Armand

Amo la curva sinuosa que dibuja su espalda cuando la penetro. Me maravillo ante la vista de su culo grande recibiéndome, de la seda dorada resaltando en su cabello, de su cintura de avispa meneándose contra mi entrepierna.

Es preciosa, lo mejor que puede pasar en la vida de cualquier hombre.

El deseo salvaje me enciende. Arremeto contra ella en embestidas feroces. Lynd me acuna, gimiendo como si no temiera a ser escuchada.

—Oh Armand... sigue así... estás volviéndome loca—gruñe contra la almohada. Poseerla de esta forma es una delicia. Me permito dominarla, controlar su cuerpo anquilosado contra la cama de sábanas blancas. Halar su cabello y enseñarle que aunque pasen los años sigue siendo mía. Su belleza es mía, sus caderas anchas son mías, su abdomen plano es mío, sus pechos grandes y voluptuosos son míos, el tono rosa en sus labios carnosos también es mío. Recordarle lo bien que se siente tenerme dentro es una marca que espero no se borre de su mente cuando el destino nos ponga pruebas.

Eres el hijo de la mafia, no eres digno de ella, el pensamiento golpea a mi mente en el peor momento. Lo pulverizo con un balazo y lo aparto. Ahorita no necesito de esa mierda jodiéndome.

—Eso nena, siéntelo.

—¿Es mío? —pregunta, hermosa y posesiva.

—Tuyo nena, y te recuerdo que tú también eres mía.

Me dejo ir contra la cama, envolviéndola en mi calor, ella de espaldas, sin salidas; de alguna forma esto me excita. Sentir que la tengo atrapada me enloquece. Deposito besos en su nuca, bajo por su espina dorsal y repito el movimiento en ascenso. Ella emite un gritito placentero.

Tal vez no eres tan distinto de tu padre. Un lobo pretendiendo ser un agradable pastor de ovejas.

Ignoro la insistencia absurda de mi mente. Yo no soy como papá.

Mis pensamientos me enojan, la ira se enciende y el deseo borbotea transformándome en la bestia que intento no ser. Beso el lóbulo de su oreja y meto las manos bajo sus enormes pechos, apretándolos con fuerza, sin salir de ella. La embisto irascible, beso su cuello de forma posesiva mordiéndola después de hacerlo y aprieto sus tetas en círculos. Ella jadea ante mi ferocidad pero no se aparta.

—Quiero verte—gruñe.

La suelto y le doy la vuelta rápidamente, me enloquece tener que detenerme al penetrarla.

Ella sonríe, se pasa la lengua por los labios tentándome y me acaricia el rostro en sus manos como si no estuviera segura de que soy real. Caigo sobre Lynd, prendándome de sus labios. Bajo el rostro, y pego la cara a sus senos cálidos, sacudo la cabeza entre ellos mientras succiono como un loco demente adicto a su pechonalidad.

Perverso - CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora