Capítulo 13

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Multimedia: Love im given- Ellie Goulding

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Multimedia: Love im given- Ellie Goulding

Narra Armand

La llevo de regreso a la Pousada de Guimaraes. El antiguo convento se asoma casi vacío al final de la calle, resguardado por la inmensidad natural de árboles de tronco rústico ubicados a ambos lados de la vieja estructura. Lynd y yo subimos por la escalera con barandas agrietadas que nos llevan hacia su interior.

Al entrar por la puerta que lleva al restaurante, nos percatamos de que quedan sólo un par de comensales recogiendo platos sucios y colocándolo en un carrito de varios niveles.

Dos empleadas hacen un asentimiento de cabeza cuando pasamos a su lado. Ambas nos dan las buenas noches.

Lynd a mi lado, tiene la vista clavada en nuestras manos unidas. Me gusta esto de lucir como una pareja despreocupada que viaja para disfrutar de un par de vacaciones simples. Que no tiene que cuidarse de serpientes venenosas y lobos con piel de lana.

—Somos tan tóxicos a veces. —expresa con voz sosiega, como si no le aterrara la idea de que esto sea una cadena que no podremos romper.

Luce fabulosa con ese vestido negro, sólo hay una forma en la que la oscuridad puede lucir bien y esa es rodeándola a ella.

—Yo cambiaría ese "a veces" por un 90%.

Lynd dibuja en sus labios algo que refleja su buen humor: una sonrisa resplandeciente.

— ¿Por qué ese cambio repentino en tí? ¿Tiene que ver con el buen sexo que usé para convencerte? —Le guiño un ojo, ella se sonroja. Un rojo precioso acariciando su rostro magníficamente trazado.

—Estás siendo muy descarado, y presumido, pero sí en definitiva eso ayudó mucho —expresa, liberando una hilera de marfil en su boca. El rojo descarado sigue presente en sus mejillas.— Y supongo que también tiene que ver con el hecho de que me he sentido miserable desde que me casé. —confiesa, quedándose repentinamente de pie frente a los tres escalones que conducen al recoveco solitario en el que se sitúa mi habitación.

El primer pensamiento que tengo tiene que ver con Richard, si ese imbécil se atrevió a hacerle algo en verdad podría convertirme en un asesino e ir directamente a matarlo. Lo único que deseo es enviarlo de vuelta a la alcantarilla de la que nunca debió salir.

—¿Él te hizo algo? — pregunto, apretando el puño del brazo que no sostiene su mano.

Ella agita la cabeza en un gesto de pesar y negación.

—Ese es el problema, que no me hizo nada. No sentí nada estando con él. —Se aventura, con un tono de voz consumido por sombras agotadoras. —He estado toda esta semana torturándome a mí misma por haber tomado una mala decisión al casarme, sentía que él no se merecía una esposa infiel como yo. Una mujer que dormía a su lado pensando en alguien más. Alguien que tenía su corazón latiendo a mil por otro hombre.

Perverso - CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora