Capítulo siete: los piratas están cada vez más locos.

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Al llegar a Toshima, bajamos del navío; a mi lado se encontraba Karin, con un vestido color crema, a mi otro lado estaba Konan con un vestido azul. La mayoría de piratas se quedaron en el barco, los demás fueron con nosotros. Y Shion se quedó en el calabozo, Konan me dijo que antes de que partamos la sacarían del barco y la dejarían sola en el puerto.

Caminábamos en silencio; mientras todo a nuestro alrededor todo estaba en movimiento. Personas compraban y hacían trueques a los grito, vendiendo cobras o gallinas, bebidas y comidas, entre los gritos de la gente, borrachos dormían en los costados de los puestos de los vendedores, sobre el húmedo y pegajoso piso de piedras. Todos íbamos pegados caminando como podíamos mientras otras personas caminaban en dirección contraria y caminaba entre nosotros, la mayor parte de gente que paso por mi lado me golpeaba con su hombro. En el transcurso de nuestro camino por el puerto algunos piratas compraban comida y agua, ah y alcohol mucho alcohol, luego eran mandados nuevamente al barco por Sasuke y casi inmediatamente volvían al lado de su capitán. Karin se apegó más a mí para dejar pasar a un hombre robusto por su lado.

-Demonios, lo más odioso de un puerto pirata es la zona comercial, aunque haya tanta cantidad de... esas cosas- señalo a una mesa en donde estaba un hombre.

Tenía un delantal blanco manchado de mugre y sangre, y con las manos más sucias todavía, tenía un enorme machete en la mano. Hizo una maniobra para girarlo con destreza luego lo levanto hasta la altura de la cabeza y lo dejo caer en el cuerpo sin vida de un cerdo cortando, así, su cabeza. Ambas sentimos asco lo cual se quedó impregnado en la expresión de nuestro rostro y un ruido de desagrado se escapó de nuestras bocas.

-Pero hay demasiadas personas para caminar- me queje volviendo mi vista al frente evitando ver la matanza del pobre cerdito.

-Y ninguna huele agradable- y como si lo hubiera nombrado Karin; paso una mujer, alrededor de los veinte años, con un olor que era como una mezcla de pescado podrido, sudor y alcohol, cuando se pasaba por nuestro lado ambas aguantamos la respiración y cuando inhale con fuerza y Karin hizo una señal de asco sacando la lengua simulando arcadas, luego reímos al unísono cuando la muchacha se dio vuelta y nos fulmino con la mirada para después girarse con elegancia moviendo su cabello con exageración y seguir su camino mientras contoneaba las caderas con orgullo. Nos miramos con Karin solo para volver al reí a carcajadas.

-Pensé que las encontraría quejándose o haciendo otra cosa pero ¿riéndose? era lo último que esperaba- hablo Suigetsu, quien se acercaba como podía a nosotras, inmediatamente la risa de mi compañera seso y fulmino con la mirada a el muchacho-tranquila-exclamo con los brazos derechos y las palmas de sus manos a la vista, como si quisiera pararla- no te estreses, Karin- hablo de manera lenta y alargada, lo cual me hizo sonreír-que ya vamos a pasar la parte comercial y vamos a llegar a el bar- siguió hablando de forma lenta, pero esta vez, a las palabras las acompañaron sus pestañeos lentos- y el bar es tu lugar favorito- termino la frase hablando normal, con un movimiento extraño de cejas y un sonrisa de medio lado, no puede evitar soltar una carcajada.

-Ustedes- un grito solo un poco lejano llego a mis oídos sobre los demás gritos, y por lo visto también llego a los de mis acompañantes ya que igual que yo levantaron la mirada hacia el poseedor de la voz, el cual era Sasuke- No se queden atrás- A la vez, los tres reaccionamos y seguimos caminando.

Durante unos minutos seguimos rodeados de gente, sin embargo, luego de otros minutos más quedamos con el camino libre para caminar, solté un suspiro de alivio. Aunque ya tenía mi espacio personal, el paisaje podría ser hasta peor que antes. Los edificios de piedras oscuras, las cuales no tenían ese color porque si, al contrario eran oscuras por la suciedad ya que había partes, de las construcciones, en donde se podía apreciar leves partes blancas o más claras. Las ventanas, algunas rotas otras no permitían ver el interior de la casa, las puertas igual de oscuras que las piedras de los edificios. Lo peor era, sin duda, la calle; se acumulaba agua en los bordes de esta, tal vez era agua o alcohol, no sabría diferenciarlos, no obstante ambos olían mal, la basura se encontraba esparcida por todas partes. Las únicas personas, además de nosotros, eran o borrachos vagando sin rumbo alguno o los encargados de encender el fuego de las farolas, ya que se estaba apagando el día y lo oscura que era la ciudad no ayudaba mucho.

Corazon Salvaje //sasusaku//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora