Capítulo 3

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Eran las ocho, cuando llegaba a su casa. Y ciertamente, no había sido un agradable trayecto... Por mucho que los otros coches cometieran infracciones, provocando que tuviera que frenar un tanto brusco, jamás de los jamases les pitaba ni les miraba mal. Un despiste lo podía tener cualquiera...

Pero aquel trayecto de vuelta a casa, no había sido para nada un buen trayecto... Si hubiese llevado de copiloto a Karolaine en el coche, ésta se habría bajado corriendo y asustada.

En su vida, en poco más de media hora había soltado tantos insultos por su boca. Eso sí, quedarse relajada se había quedado... Tenía que admitirlo, el despotrificar con todo aquel que se le cruzaba por su camino de mala manera, había echo que se quitara de encima el estrés y el enfado, provocado por Zack.

¿Pero qué le había ocurrido? Se preguntó, mientras soltaba su bolso encima del sofá, y descalzaba sus pies para dirigirse al baño.

Necesitaba darse una ducha cuanto antes. Tenía que eliminar con agua fría, aquella chispa de deseo que aún sentía latir por todo su cuerpo...

Aquello no estaba nada bien y lo sabía. Pero por más que se lo dijera a su mente, su corazón ganaba la batalla pisoteando sus normas respecto a Zack.

Tenía que alejarse de él y mandar al traste su plan. Sintiéndolo mucho, no iba a demostrarle a Zack cuan femenina podía ser, ni tampoco iba a tener un simple revolcón con él. Tenía que ser así, si quería salvarse de salir bien dañada.

Con una vez, ya tubo bastante hace tiempo. Y Zack, no era distinto aquel hombre.

Se puso su pijama de verano, y se dirigió a la cocina directamente al congelador, de donde sacó su gran terrina de helado de melón.

Mañana, llamaría a Helen. Le iba a ordenar que volviera con Thom. No por así poder volver ella a la oficina, simplemente por dejar de cumplir su promesa de ayudar como secretaria a Zack... ¡OH, vamos! ¿A quién quería engañar? Sabía, que si Helen volvía con Thom, éste volvería a su humor de siempre y la llamaría para que volviera a trabajar con él...

Aquella situación era desesperadamente frustrante, pensó con enfado mientras se dirigía hacia el sofá para sentarse y ver una película, mientras se comía el helado...

Pero por lo visto, aquello tampoco iba a poder ser. Alguien llamaba al timbre de la puerta.

Soltando un profundo suspiro de agobio, se dirigió hacia allí sin soltar el helado de sus manos.

-Ni hablar... -Soltó nada más ver allí a Jack, con comida china-. ¿Y quién te dio mi dirección? Por que ahora mismo lo liquido...

-Uno, jamás revela sus fuentes de información –Soltó a modo de saludo, con tono divertido-. ¿Puedo pasar?

-Mmm... -Lo miró pensativa, llevándose la cuchara del helado a los labios-. Va a ser que no... Mi instinto me dice, que no me fie de ti...

-Pues no es muy bueno tu instinto, si te recomienda comer helado como cena... -Se defendió-. Seguro que es de chocolate, nada bueno para el hígado a estas horas...

-¡Pues no, listo! –Levantó la nariz con orgullo-. Es de melón, no me gusta que después me salgan granos en mi cara.

-Me equivoqué en el sabor, pero no en que no es una cena adecuada... -Sonrió divertido-. Déjame entrar...

-Lo último que tengo ganas de hacer, es sentarme a la mesa y cenar chino viendo tu rostro... -Soltó con un poco de amargor en la voz-. Ya tuve bastante por hoy, con tu hermano...

-Pero yo soy la fotocopia buena... -Soltó, riéndose por las palabras de la chica.

-¿Y qué quiere ésta fotocopia de mí? –Inquirió sin fiarse aún.

Saga Edifcio XIV-Cazadora En Sus Redes- Tercera Parte. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora