Estirada en la tumbona, bajo la luna en la terraza de Sabrina. Se encontraba Susan, cuando el fijo que tenía su lado en el suelo empezó a sonar. Su primer pensamiento, fue de ignorarlo. Pero sabía que no tenía que temer. Solo las chicas, sabían que se hallaba allí. Así, que alargó el brazo y cogió para descolgar.-¿Sí?
-Hola ¿Qué estas haciendo? -Preguntó Karolaine, un tanto aburrida al otro lado de la línea.
-Pues intentando no pensar en nada, en la terraza tumbada cómodamente en una tumbona. Hiendo por la segunda cerveza, y mirando con odio dos cigarrillos de esos especiales, que tengo en la mesita de al lado.
-¡OH! -Exclamó la chica veloz-. ¡Ni los toques! ¿Cómo pudiste comprar eso?
-No lo compré, me lo ofreció el chico de esas tiendas que abren las veinte cuatro horas... Me vio con las doce botellas de cerveza...
-¡Qué! -se horrorizó-. ¡Acaso pretendes emborracharte!
-Bueno... Pues...
-Dame veinte minutos, y estoy ahí para hacerte compañía.
-No te preocupes -Suspiró Susan.
-Cállate quieres -Soltó tajante-. Ahora voy.
-¡Oye! A mí no me repliques así... -Protestó sorprendida, pero como respuesta solo halló el pitido de comunicación al otro lado-. ¡Diablos, eh creado a una arpía! -Soltó el teléfono enfurruñada.
Corrió un poco, para llegar a tiempo a la parada del autobús. Sino se equivocaba mucho, quedaban unos siete minutos para que pasara el último del día. Aflojó el paso, llegando ya a la esquina del piso de Susan, en donde se hallaba la parada de bus.
Iba tan absorta, en buscar dentro de su bolso el pequeño monedero de monedas, que no se fijó en el coche que había parado allí, ni en el ocupante hasta que no llegó al poste. Solo levantó la mirada, cuando escuchó como se abría la puerta del vehículo.
-Hola Karolaine... -La saludó el ocupante, provocando que soltara el monedero y éste cayera al suelo, desperdigando alguna que otra moneda.
-Zack... -¡Maldita sea! No había pensado que él pudiera hallarse allí. ¿Y ahora que iba hacer? Con cara de pocos amigos, observó como el hombre se agachaba y le recogía el monedero, para entregárselo en silencio y con mirada inquisitiva-. Muchas gracias... -Lo cogió con manos nerviosas, sin mirarlo a la cara.
-Si vienes a visitar a Susan, te informo que no se halla aquí -Soltó en tono áspero-. Aunque supongo, que eso tu ya lo sabes...
-¿El qué?... Ah, no... -Lo miró un momento, para desviar rápidamente la mirada de su rostro-. Venía a coger el bus. Voy a visitar a una amiga -Carraspeó un poco, por la incomodidad de la situación.
-¿Tan tarde? No es muy recomendable que vayas sola.
-Soy mayorcita, Zack -Le lanzó una dura mirada.
-No digo que no. Pero fuerza física no tienes, aunque me hayas amenazado con romperme las piernas -Soltó con un poco de picardia lo último.
-¿Qué quieres Zack? -Lo encaró con los brazos en jarra, y mirada decidida.
-Perfecto... -Chasqueó la lengua-. Veo que comenzamos a entendernos, al dejarnos de tonterías.
-Déjate de parloteo y be al grano -Lo zanjó con carácter.
-Sabes lo que quiero -Indicó con suma seriedad.
-Pierdes el tiempo.
-Se que vas a su encuentro, si quieres te ahorro la incomodidad del autobús.
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Saga Edifcio XIV-Cazadora En Sus Redes- Tercera Parte.
RomanceParece que le llega el turno a nuestra mujeriega Susan, cuando aparece en escena el hermano gemelo de Jack y por cosas raras, acaba trabajando unos días para él. Entra, y conoce como sigue de liada esa oficina...