CAPÍTULO IV
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Bleach no me pertenece
¡Disfruten!
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Los segundos se convirtieron en minutos, los minutos en horas, las horas en días, los días en semanas, las semanas en meses...y los meses en años. El tiempo transcurría de forma normal para todos, cada uno seguía su propio estilo de vida.
Había pasado exactamente un año desde que Ichigo abandonó el nido de sus padres, independizándose. La comunicación entre él y su familia nunca se había cortado, se mantenían comunicados ya sea por vídeo llamadas, emails, mensajes instantáneos, lo que fuera. Durante aquel año, Rukia nunca se comunicó con Ichigo y viceversa. Aunque hubo sólo una excepción, y el pelinaranja no obtuvo respuesta.
En aquel año, su amistad con Nelliel se había forjado fuerte y firme. Ichigo estaba al tanto de los sentimientos que tenía Nell hacia su persona, pero no le dio una respuesta ya que no quería dañarla con su inseguridad, a ella no le importó respondiéndole.
—Te esperaré el tiempo que sea necesario.
Y aquello le había sorprendido.
En sus estudios le iba bien, era uno de los mejores dentro de la carrera, habiendo aprobado todos los ramos, exámenes y desafíos a la primera. Se enorgullecía de aquello. Dentro de aquel año había conseguido ahorrar lo suficiente con trabajos de medio tiempo y más sus ahorros que traía desde Japón, adquirió un hermoso departamento en Boston, capital del Estado de Massachusetts, cerca del río Charles para su comodidad, ya que sólo le quedaba a unos cuantos minutos o una hora de la Universidad y la Escuela Médica de Harvard. No se quejaba del año que ha estado viviendo ahí, al final de cuentas era por su propio bien.
Era invierno y los días eran completamente helados, sumándole la nieve. Ichigo se acercó al gran ventanal que le daba una grandiosa vista de Boston y el congelado río. Se encontraba parado ahí protegiéndose de la fría mañana con una frazada envuelta sobre sus hombros y una taza de chocolate caliente en sus manos. Al observar la nieve no puedo evitar pensar en Rukia, la nieve le recordaba a ella.
—Imbécil....—murmuró quedamente con el ceño fruncido. Se enojaba consigo mismo al no ser capaz de superarla.
Lunes. El reloj en el muro acababa de marcar las 6:15 de la mañana cuando una notificación en su portátil sonó. Sonriendo levemente y aun con su ceño fruncido se acercó a uno de los sillones y se sentó frente a la imagen de sus padres.
—¡Good morning, Ichigo! —el primero en saludar fue la cabra loca de su padre. Mientras su madre sonreía —Que feo estás.
—Hola —saludó simplemente ignorando el hecho de que su padre le dijera feo. Aún tenía un poco de sueño al ser tan temprano, pero aquella hora era sagrada para sus padres, ya que cuando estaba en periodo de clases todas las mañanas sus padres llamaban a esa hora para desearle un buen día y charlar un rato con él, se había hecho costumbre, a pesar de que ahora estuviera de vacaciones.
—¿Cómo van las cosas por allá? —quiso indagar, inconscientemente esperaba que sus padres le dijeran algo de Rukia.
—Oh, todo muy bien cariño —respondió Masaki —Ya sabes, las chicas en la Secundaria, les ha ido bastante bien...Yuzu tiene un pretendiente —terminó de contar la mujer.
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Dos caminos, un destino.
Storie d'amoreY es que ambos olvidaron algo que nunca se debe olvidar...: que el mundo es redondo y cada camino se vuelve a reencontrar del que alguna vez se separó.