capitulo 3

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La habitación aunque es grande y tiene pocos muebles le asfixia, el color blanco le revuelve el estómago y desesperado Chanyeol no deja de dar vueltas en la cama.
Está tardando. Está tardando y no puedo más, necesito que venga ya. Le necesito a él.
Te necesito Kai.

Y como por arte de magia, como si mis palabras fueran la clave secreta del enigma, la ventana se abre y aparece él. Sus ojos son vivos y brillantes, y también oscuros. Está hambriento y yo también.

Pero la diferencia está en que yo me niego a comer y por eso estoy en esta habitación de hospital. Los médicos no se lo explican. No se explican mi profunda anemia, pero yo si se la respuesta al acertijo, yo conozco el porqué y soy dueño de este. En un escondite perfecto, en mis ingles está la marca. La salida por la cual Kai muchas noches viene a mí y bebe mi sangre. Es un lugar bien discreto, rápido y placentero. Kai siempre termina pronto para mi mayor pesar.
Por unos momentos soy un saco de huesos, un muñeco con los pómulos marcados que apenas puede moverse de lo debilitado que estoy. Kai por ello es quien me vuelve a vestir y entonces tumbados en mi cama me abraza, y con voz arrastrada siempre me dice frases bonitas, frases que solo hacen que me duela más el corazón.

-Algún día de estos voy a acabar contigo, dulce Chanchan...-me susurra con voz grave. Yo le miro y frunzo las cejas. No estoy de acuerdo con él.

-No me llames dulce, no lo soy...-me quejo apartando la vista.

-Sí que lo eres, tu sangre es una de las más dulces que he probado-sonríe tenuemente, abrazándome un poco más.

-Por eso estás conmigo ¿no? Por mi sangre-sentencio decepcionado.

-No solo por eso, estoy aquí porque te quiero...-Kai no suena convincente. Su tono nunca varía. Me pregunto si esa frialdad es típica en los vampiros. La detesto, la detesto con todas mis fuerzas...

-Entonces cumple mi deseo Kai, por favor, hazlo, hazlo por favor...por favor...-me giro súbitamente, mis ojos brillan suplicantes, mis dedos descansan sobre sus carnosos labios. Kai me mira impasible y con una mano aparta mi mano de su boca.

-No quiero hacerte más daño Chanchan...

-¡Ya lo haces no besándome! Por favor Kai...por favor...por favor...-me acerco más a él, suspiro contra sus labios, cojo su rostro entre mis manos y no puedo controlarme.
Le beso con ansiedad, una y otra vez, sin descanso, pero Kai no hace nada, ni siquiera me detiene, pero tampoco corresponde a mi beso, es una tierna y tibia estatua viviente. Y entonces me enfado. Me he separado de él, me incorporo y sin mirarle le hablo. Estoy dolido.

-No me has besado...ni siquiera has movido los labios...tu no me quieres a mi...tu solo quieres mi sangre ¡y ya está!

-Chanchan...-me llama con cierta pena en la voz.

-Vete... ¡vete ya! ¡Lárgate! ¡Déjame solo!-alzo la voz lo suficiente para que Kai me haga caso. Sin mediar palabra se aleja. Yo no le miro y para cuando quiero hacerlo, él ya no está, la ventana está abierta...se ha ido.

Y todo es por mi culpa.

-No...vuelve...-y ahora es cuando me detesto más a mí mismo.

mi perfeccionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora