Una nueva habitación, pero nada ha cambiado. Aunque no vea la sangre aun siento en mi cuello el aliento de aquel hombre. Aun siento el miedo y los disparos en mi cabeza. Aun sigo desnudo envuelto en sábanas. Estoy esperando ayuda, ayuda que tarda en llegar. Quiero que vuelva ese policía pero en su lugar llega otro, otro que parece nuevo en esto. Su mirada intranquila, sus pasos dudosos, su voz a ratos apagada. Parece estar tan asustado como yo.
-Hola...me han dicho que necesitas ayuda...yo...estoy aquí para eso, dime ¿Su nombre es Lay verdad? ¿Cómo se encuentra?
Le miro y veo que tras sus ojos hay cierta confusión, cierto nerviosismo, sabe más de lo que aparenta y esa información le incomoda. No le respondo, prefiero hacer yo las preguntas, creo que tengo derecho a hacerlas.
-Ese hombre...al que dispararon, ¿quién es? ¿Por qué...?-no comprendo nada aún, y espero que mis vidriosos ojos siembren buenos resultados.
-eh...no sé si debo trasmitirle esa información...por su bien tan solo debe saber que ese hombre es un asesino y que en estos momentos estamos a punto de capturarlo...
-Su compañero le disparo dos veces y luego huyó por la ventana...vivo... ¿qué clase de ser humano puede hacer eso? Dígame...doctor...Chen- acabo de leer su identificación. El nombrado palidece visiblemente. Parece ser una persona fácil de impresionar. Cada vez me siento más seguro y con más control en la situación. Me giro hacia a él atento a sus palabras.
-No es humano...-balbucea con dificultad- es un vampiro...y estuvo a punto de...-parece que ni el mismo psicólogo es capaz de afirmarlo. El es solo un novato y ha caído presa de mis ojos. Le incomodo, le incomodo muchísimo y eso me gusta. Bajo la mirada y miro sus pantalones.
-¿Quiere ayudarme verdad?-le pregunto acercándome a él, Chen me mira con ojos sorprendidos, lee mis intenciones pero es una presa acorralada. Nuestros rostros están muy cercanos, Chen no deja de mirarme y yo cierro los ojos y acabo con toda distancia entre nuestros labios. Le beso lentamente, al principio el roce es seco, silencioso pero luego se vuelve húmedo, fácil, sonoro y placentero. Chen se echa un poco hacia atrás pero sujeto su rostro, mis piernas han bajado de la cama y ahora estoy frente a él y me separo para mirarle.
-Esto...no...no...por favor...-Chen mira hacia la puerta de la habitación que está cerrada. Cree que tiene posibilidades de huir pero no puede. Sé que dentro de poco ni siquiera querrá hacerlo.
-Necesito ayuda...usted sabe porque estoy aquí...sabe quién soy y que lo que hago no lo hago por dinero...lo hago por necesidad...ayúdeme pues...-Vuelvo a besarle y los dedos de mi mano derecha rozan con las yemas su cuello y bajan por sus clavículas y la abertura de su blusa. Le quito la chaqueta. Chen ya no se resiste, sus labios se mueven lentos. Suspira como yo, su excitación crece cuando le toco allí abajo.
Sí, ya no hay vuelta atrás. Bajo mi rostro y mi boca llega hasta sus calzoncillos. Chen jadea desesperado. Se mueve tensionándose y relajando el cuerpo aleatoriamente. Yo chupo ávido, deleitoso, con prisas, no puedo esperar más y tras un placentero momento para ambos finalmente vuelvo a formular la pregunta. Despego mis labios y lo miro aun con su sexo entre mis manos.
-¿Vas a ayudarme?-mis ojos son puro deseo y los de él, entrecerrados están cegados por el placer y asiente vencido por mi enorme sugestión.
Me levanto y juntos en la cama volvemos a besarnos un par de veces, sigo desnudándole. Me deshago de su blusa, de su pantalón y de sus calzoncillos. Lo excito un poco más y entonces le doy la espalda tomando mi posición favorita. Chen indeciso no sabe qué hacer, me mira y quiere decir algo pero está demasiado nervioso y excitado. Yo me incorporo y cojo sus manos que llevo a mis caderas y echándonos de nuevo en la cama, finalmente termino de guiarle. Gimo de doloroso placer, ha entrado perfectamente y es mucho mejor de lo que pensaba...mucho mejor que mi anterior juguete...
Jadeo desenfrenado mientras Chen gime a cada nueva entrada. Cierro los ojos e imagino que Chen también los tiene cerrados, seguro que sí.
Nos abandonamos a empujarnos, a movernos compulsivos. Me muerdo el labio inferior, Chen aprieta sus dedos en los huesos de mi cadera, cada vez se clava más dentro de mí y eso me lleva al límite.
Y a él también.
Gimoteo al alcanzar el clímax y Chen tiembla agitado. Mi posición a cuatro patas poco a poco se desvanece conforme mi cuerpo se desliga del de Chen y caigo desfallecido. Chen entre resuellos se tumba boca arriba a mi lado aun sudoroso.
Lo miro y me parece bello...me parece un ángel que ha bajado para salvarme...para calmar mis ansias y devolverme la paz que tanto tiempo llevo ansiando...pero sé que mis pensamientos son una bonita farsa y que dentro de unas horas o quizás mañana...nada de lo ocurrido signifique nada para ambos.
Yo seguiré viviendo una vida descontrolada y él...yo no sé qué estará haciendo él.
Pero me gustaría saberlo.