No me importa entrar sin llamar. Siempre lo hago y además puedo hacerlo. Soy policía y si lo creo oportuno lo hago y no tengo que arrepentirme de ello.
Y luego está la realidad: esto no es una casa, esto es un antro. Al lado de un bar nocturno que está bajo el suelo, su puerta parece estar siempre abierta para cualquier alma perdida. Yo aun puedo oler sangre y el agrio olor a orina. No me importa entrar, es mi deber.Como siempre anda medio desnudo, con el cabello revuelto, con aspecto algo desnutrido, ojeras suaves...Debería tener peor aspecto con la vida que lleva...y de nuevo, descubro que me ha engañado. Su sonrisa más amplia de lo normal y su voz divertida son claros signos de que está colocado. Me ha engañado otra vez.
-Hola Kris... ¿a qué se debe el placer de tu vi...sita?-la voz de Tao está tiznada. Es sugerente pero también bromista. No es él. No es el mismo chico que una vez conocí en las calles de esta sucia y putrefacta ciudad.-¿Ha pasado por aquí?- bramo impaciente.
-¿Quién?- actúa como alguien que nunca ha estado metido en un lío. Como si no supiera nada de este mundo.
-El puto vampiro
-Ah... ¿el que te describí? No...por aquí no ha pasado nadie a buscar nada...tan solo tu...-Tao sonríe ebrio. Sus labios brillan, están rosados e hinchados. Se los muerde continuamente. Le mantengo la mirada pero es difícil. Quiero salir de allí pero sus ojos me retienen.- ¿Sólo has venido por eso? ¿No quieres algo más...como...sangre, tal vez? Venga Kris...por los viejos tiempos...aún eres medio vampiro...-Tao se acerca peligrosamente, yo me mantengo firme, sigo sus pasos, lo miro casi sin pestañear, el no deja de sonreír-...por eso eres rastreador...por eso eres tan bueno en tu trabajo...por tu naturaleza...-sus brazos alcanzan mi cuello, sus labios están en mi oreja, lame mi lóbulo y me estrecha contra sí. Sus palabras no hacen más que cabrearme más de lo que ya estoy. Con violencia lo aparto de mí y sujetándolo de las muñecas los tiro en la cama.
-Estás grifado...me dijiste que no lo harías más...¡¡ ¿Por qué aun te metes esa mierda en el cuerpo?!!
-Porque como bien sabes la vida en la calle es muy dura...vender y venderme a otros no es fácil de sobrellevar...
-¿Venderte? No me digas que también...-no me lo puedo creer.
-A veces, la necesidad aprieta Kris...tú tienes un buen sueldo y arriesgas tu vida pero yo...yo tengo que a veces acostarme con otros cuando no puedo pagar ciertas cosas...no me digas que estás celoso...-Tao comienza a reírse con dificultad. Odio su risa, odio en la clase de ser que se ha convertido...lo odio...lo odio...pero no puedo dejar de mirarle y verme reflejado en sus dilatadas pupilas.
-Kris...parece mentira que aun...no sepas...que para mi tu eres el único...-sus piernas se alzan y se enroscan en mis caderas, Tao es una serpiente en cuyo abrazo mortal me pega más contra su excitado cuerpo y con fuerza me retiene. Tao suspira, sus ojos se posan en mis labios, el se relame, vuelve a morderse los labios...Yo me quedo quieto, como paralizado por su venenosa voz...
-Te necesito Kris...tu eres el único que puede ayudarme- su nariz roza la mía, su labios superior el mío. Su aliento es dulce, demasiado dulce.
-Si al menos te dejaras ayudar...no estarías así...si me hicieras caso...-puedo oír su corazón, late muy lento debido a las drogas...es como si estuviera sedado...no sé cómo puede tener fuerza aún en sus extremidades.
-Kris...-sus labios apresan los míos, los humedecen, sus dientes rozan mis labios y entonces algo se activa en mi. Repulsión. Suelto a Tao, me separo de él con brusquedad y que quedo sentado con la respiración entrecortada. Tao se remueve y le miro de reojo.
-Sé que te gusto Kris...y sé lo que te gustaría hacer...-Tao que está en ropa interior no tarda en bajarse lentamente los slips y quedar completamente desnudo ante mí. El recuerdo del muchacho de antes viene a mi mente y cierro los ojos. Tao se sienta y se acerca de nuevo, ahora su voz es distinta mientras sus brazos pasan por mi pecho y noto como se echa en mi hombro- Kris...no me importa si no quieres sangre...de verdad, aunque me gustaría que me mordieses jeje...-Tao pasa sus dientes tenuemente por mi cuello y yo me estremezco-...pero, si no quieres sangre lo aceptaré...lo que me importa es que tú me quieras a mi...-Tao pasa su rostro por mi cuello, se roza contra mí, me abraza cariñoso, necesitado de afecto. Yo no resisto la tentación de volver a mirarle y allí está él, mirándome con los ojos entrecerrados, esperando el momento para volver atacar.
Y lo hace. Acerca su rostro y nuestros labios vuelven a encontrarse, sus manos cogen mi cara y me acaricia. No quiero corresponderle pero no puedo...no puedo ser más fuerte en esto...
Frunzo las cejas, me falta el aire, Tao me lo roba, al igual que una vez me robó el corazón...Sigo dejándome llevar por las olas de calor a las que sus labios me someten y entonces. Mi walkie talkie suena agudo en mi bolsillo haciéndonos saltar casi de la impresión.Me levanto rápido y contesto.
Un compañero me informa de que el sospechoso ha sido visto a las afueras, cerca de un hospital para ancianos, drogodependientes y personas con problemas alimenticios. Mientras respondo a la llamada Tao se empieza a vestir distraído pero atento a mí. Una vez termino le miro sin comprender. Me está siguiendo.
-¿Qué haces?
-Voy contigo...necesito salir de aquí...sino me asfixiaré...por favor...me quedaré en el coche...de verdad...-Tao suplicó ya no sonriente. Estaba desesperado. Era un niño pequeño agarrado a mi brazo. Lo miré unos segundos y no dije nada. Avancé alejándome de él y sentí que me seguía. Muy bien, si de verdad quieres que te ayude deberás primero seguir mi ritmo.