Capítulo 9

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Cuando llego al lugar que me asignaron para descansar, me saco los zapatos como puedo, por mi pierna, mientras escucho ligeras pláticas entre las mujeres y veo dormir a niños, tranquilamente. Me recuesto lentamente y una corriente placentera se apodera de mi. Hacía mucho que no descansaba.

- ¿y bien? ¿Dime quién eres?- Me dice Meredith, mientras se acomoda en su camastro y volteo a verla extrañada.
- Ya te dije, Annabeth Blair.- Le respondo.
- Ese es tu nombre, pero quiero saber de dónde vienes y por qué estás aquí, cuéntame cómo llegaste aquí.
- Eso mismo quisiera saber yo. Ahora ya no sé quién soy. Todo lo que sabía eran mentiras, parte de un sistema político absurdo que consiste en matar personas para conseguir lo que se quiere.- Le digo con la mirada perdida.

- Lo sé, lo entiendo, yo sentí lo mismo cuando llegué aquí. Mi madre jamás quiso dejar de leer, ella era escritora y su osadía terminó matándola. Y llegar aquí, sin nada, asustada, sin encontrar a mi padre, y con heridas en el cuerpo, no fue nada fácil. Tampoco fue fácil cuando Lucía me dijo que habían encontrado el cuerpo de un señor que pudo haber sido mi padre. Ni fue fácil tener que ir a reconocer el cuerpo al laboratorio y ver tirado sin señalea de vida al único ser humano cercano a mi. Ni fue fácil saber la verdad y acostumbrarme a vivir con ella. Nada de esto es fácil. Y sé por lo que pasas y quiero ayudarte en lo que pueda, quiero ser tu amiga, porque sé que lo necesitas tanto como yo- Me dice Meredith y al final de su discurso, rompo en llanto.
No puedo evitarlo. Siempre trato de ser una persona fuerte. De salir adelante. De ser valiente. Pero extrañamente ella me hace sentir aliviada. Me hace sentir cómoda. La abrazo con todas mis fuerzas y murmuro algo parecido a un "gracias". Y de verdad lo agradezco. Una vez que puedo controlarme, y me seco los ojos, aclaro mi garganta para poder hablar.

- Nací en California, nunca conocí a mi padre, pero mi madre se llamaba Madison Blair. Teníamos una librería, con pocas ganancias, sobreviviendo como todos. Mi hermana se llama... Sarah. Perdieron contacto con su pelotón. Estaba estudiando enfermería, porque era de las más inteligentes de su clase y el gobierno decidió apoyarla para estudiar la "universidad", que sólo constaba de cursos prácticos médicos. Antes del bombardeo, se acercó a mi, me dio un beso y dijo que nos veríamos en la estación y salió de la casa, yo estaba esperando a Robert, el novio de mi hermana, cuando comenzaron escuché gritos y llantos, salí a ver qué ocurría y logré ocultarme en el cuarto de limpieza del edificio donde vivía, cuando todo se hizo oscuro y no recuerdo más, hasta que desperté en medio de escombros, con una pierna herida, y cuando mi mente se aclaró, mis ojos se opacaron, al darse cuenta de lo que pasaba y al ver todo. Y me alejé, hasta caer desmayada. Y me encontró Tom. Y aquí estoy...- Le digo, terminando la frase desconcertada y perdida en mis recuerdos.

- Sé que no es fácil, pero podemos apoyarnos. Podemos ser más fuertes juntas.- Me reconforta saber que cuento con ella. Y me alegra haberle contado, ahora me siento más aliviada. Y no había notado la carga que llevaba cargando con toda esa información.
- ¿Meredith?- La llamo.
- Dime, Anna.- Me responde desde su camastro.
- Gracias por escucharme- Le confieso a Meredith
- No hay de qué, sabía que lo necesitarías, todos los seres humanos necesitamos apoyo mutuo. Y aquí estoy. - Me dice y es lo último que escucho antes de caer en un sueño profundo y desconectarme del mundo por unas horas.

Jamás había descansado tan bien. Cuando abro los ojos, Meredith ya no está a ni lado, y sólo hay dos personas en el salón. Me levanto y cambio mi ropa por un par de pantalones de mezclilla y una camiseta negra que hay al pie de mi camastro. Ajusto mis tennis y salgo al pasillo.
Recorro el mismo camino que recorrí con Tom ayer y llego a la cafetería. Huele delicioso. Me acerco para tomar una porción.

- ¡Anna!- Me gritan y volteo. Es Lucía haciendo señas con la mano. La saludo y me dirijo hacia ella.

Cuando la oscuridad nos alcanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora