Cuando la oscuridad nos alcanza

Capítulo 11

- Así que fuiste un presidente en tu vida pasada- Le digo en tono bromista.
- Jaja, eso creo.- Me contesta riendo - Y también fui benefactor de la humanidad, filósofo, uno coolaboradores más influyentes de la independencia y creación de la Constitución que quemaron hace 20 años. Fui el tercer Presidente de la Nación, la esclavitud se abolió y yo contribuí para que dos siglos más tarde volvieramos a la miseria, querida Anna. - Dice con un tono sarcástico y haciendo ademánes presumidos.
- Muy bien ¿y el nombre de George?- Le pregunté curiosa.
- Todavía no termino con el Thomas. Thomas Alva Edison. El inventor enamorado de las máquinas. También contribuí a la creación del fonógrafo, de la bombilla, querida Anna. Y sabía el alfabeto Morse, Como ves, soy y fui una persona demasiado cotizada e importante y ahora estoy contigo, mostrándote cómo defenderte, Anna- Voltea a verme, esta ves de forma dulce de mirarme, era diferente. Me ruborizo.
- ¿Y no sabré nada de George? Eres un buen maestro, Thomas.- Le digo. Jamás había pronunciado su nombre. Me sabe a miel llamarlo. ¿qué me pasa?
- George Washintong. Primer Presidente de los Estados Unidos de América. A mi madre sí que le gustan los presidentes. También contribuí a la independencia y ahora mi cara está en el billete de dolar- Después de su última frase, no podemos contener la risa y explotamos en carcajadas.
- Realmente sabes mucho, Tom- Le digo mirándo su cabello y sus ojos. Increíbles.
- Jajaja. Me hace falta mucho por aprender. Uno nunca deja de aprender, Anna. Pero estos personajes han influenciado mucho en mi, no sólo en mi nombre, jaja - Me dice mientraa ríe.- Sino en mi forma de pensar ¿sabes?. ¿De qué me sirve tener todo materialmente si no voy a tener coolaboradores que me ayuden a culminar mi trabajo? ¿me entiendes, Anna? Todos necesitamos de todos ¿qué sería yo sin el que cosecha verduras o sin el que recoge la basura? ¿qué seríamos sin la cocinera, sin el que barre? Todos formamos parte de este mundo. Todos ayudamos a su funcionamiento, si tengo un negocio y no tengo quién compre mi producto ¿de qué me sirve?. Cuando el chango evolucionó a seres como somos ahora, todos se ayudaban y protegían entre sí, todos colaboraban y pensaban antes de actuar. Ahora parece que toda la evolución biológica se fue por el caño. Volvemos a lo mismo. No debe ser un ciclo, debe ser un camino que avance y mejore. Pero no. A todos les importa tener y tener y tener y tener mucho más de lo que uno necesita. Sin tomar en cuenta que pueden morir en un abrir y cerrar de ojos y llevarse nada. ¿de qué les va a servir todo lo material? No por eso van a tener más oportunidades de vivir que tu y yo.- Me mira y se da cuenta de que me ha estado bombardeando de información - Lo siento, Anna, cuando comienzo a pensar en voz alta, no hay quién logre pararme.
- No te preocupes, es realmente interesante. ¿Así que te gustaría derrocar al gobierno para que puedas establecer una nueva forma de vida?- Le pregunto, y no puedo evitar de verlo. ¿por qué no puedo? ¿qué rayos te pasa, Anna?
- No, no busco ser un dictador, no busco una sociedad comunista, sólo quiero que a nosotros nos dejen vivir en paz. Libres. Que no nos controlen. Que si quieren matarse entre ellos por dinero, comida o armas, que lo hagan, pero que no nos involucren a nosotros, que no nos supriman, y sobre todo, que no nos roben lo que con esfuerzos nuestros antepasados han descubierto. Que no nos obliguen a vivir en la oscuridad de la ignorancia, busco que nos dejen en paz y que nos dejen seguir descubriendo. Y si para eso tengo que pelear. Lo haré. - Me responde mientras me mira a los ojos. ¿Por qué demonios mi estómago brinca como loco?
- Bien, creo que deberíamos seguir con el entrenamiento, tengo muchas ganas de ver a mi hermana y hablar con ella. - Le digo, aunque no es esa la principal razón por la que quiero seguir.
Quiero salir de esta oscuridad ignorante en la que estoy metida desde antes de nacer. Quiero salir de la oscuridad que nos ha alcanzado y a la que hemos dejado avanzar hasta dejarnos ciegos.