8-Narrado.

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Las clases se habían acabado. Germán había quedado en llevarme a mi casa. Es sorprendente como una persona como él pueda ser mi amigo.

Quizá solo sea por lástima de cuando sus amigos me hicieron aquélla terrible broma hace ya 3 años ó quizá solo quizá le guste pasar tiempo conmigo. Esa idea me gustaba más.

Pero ya había pasado 15 minutos desde que estoy esperándolo en él coche y aún no llegaba.

Sabía el motivo.

Sabía el nombre del motivo.

Esa malvada novia con cuerpo perfecto que el tenia. 

las perdonas deberían saber que:

Un buen culo-Se acaba.
Una bonita cara-Se acaba.
Un buen abdomen- Se acaba, además que no disfrutas de la maravillosa comida ¡QUE HORROR!.
Unas buenas tetas-Se acaban.

Todo se acaba, menos una cosa: tú forma de ser.

Yo era enana y gordita, conclusión yo parecía bolitocha. Y me daba risa eso, sólo en ocasiones cuándo me insultaban bajaban mi ánimo. Y es que se siente horrible cómo una persona crítica tú aspecto, te hacen sentir como si no valieras nada, y muchas veces no es que comemos mucho, si no por una enfermedad y un metabolismo malo.

¿Eso se les hace gracioso? ¿Burlase de gente enferma?

—¡Bu!—Gritó alguien por atrás logrando que me asustara y alejara de mis pensamientos.

—¡Idiota! ¡Me has asustado!.—Germán al otro lado comenzó a reírse de la forma en la que había saltado como una especie de ninja.

—Ese era él punto.—Sus ojos conectaron con los míos y sonrió, esa hermosa sonrisas con hoyuelos de adorno.—¿Nos vamos?—Preguntó.

—Ah, si claro.

Camine hasta la puerta del copiloto y me adentre al coche al mismo tiempo que él lo hizo.

—¿Por qué tardaste tanto?—Aunque ya sabía la respuesta pregunté.

—Estaba arreglando unos asuntos.

—Estabas con ella.—Le corregí.—¿Por qué sales con ella?—Volteo a verlo, observé cómo frunció él ceño mientras pensaba. Siempre se mordía él labio cuándo no sabía que decir.

—Supongo que, por qué es guapa.—Dijo desinteresado.

¡Ven! Los hombres no se fijan en los malditos sentimientos.

—La gente debería amar con los ojos cerrados.—Dije recargando mi cabeza en la ventana. Observaba cómo nos alejábamos de la escuela y llegábamos a mi casa.

Él auto se detuvo aparcando enfrente de mi hogar.

Germán se acercó a mi para despedirse, pero antes susurró unas palabras en mi oído.

—Es por eso que la terminé.—Sentí un hormigueo recorrer desde mi oreja, hasta mi estómago.

Sus ojos me vieron con dulzura y después.

Me beso.

Tu Amiga La GORDA. #PADP #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora