Salió de la floristería con un pequeño ramo de tulipanes. Eran los favoritos de su madre, tal y como le contó su abuela cuando tenía seis años una vez que fueron al cementerio.
Cuando llegó a su destino, inspiró hondo antes de encaminarse hacia la tumba de su madre. Nada más encontrarla, se arrodilló y puso el ramo de flores bajo la lápida. Rosie se apresuró a arrancar los hierbajos que habían crecido alrededor y a limpiar la tumba del polvo. Cuando acabó se arrodilló en el suelo y observó la lápida. En ella ponía:
ROSIE SHELLY
1975 – 1998
"Si uno tiene todo lo que desea,
la vida pierde sentido"
Su madre había muerto a los veintitrés años. Lo que más le dolía de todo es que había perdido la vida siendo aún joven, con una vida por delante.
"Si uno tiene todo lo que desea, la vida pierde sentido". Su abuela le contó que su madre había comentado una vez que el día de su muerte quería que esa frase estuviese grabada en su lápida, porque era importante.Quería que cualquiera que mirara su tumba y leyese esa frase se diera cuenta de que tenerlo todo no era lo mejor. Cuando todos le decían que tenerlo todo era el mayor deseo de todo ser humano, ella replicaba: "Si tenemos todo no lucharíamos por nada. ¿Para qué luchar, teniéndolo todo? La ambición moderada es positiva. Nos hace mejores, nos hace desear más, nos hace levantarnos cada mañana para conseguir un nuevo mérito"
Rosie se sentía orgullosa de su madre por lo que fue. Ya le habría gustado poder ser como ella. Pero no lo era. Ella era otra Rosie diferente, marcada por la pérdida de una madre que no había llegado a conocer.
- Hola, mamá – susurró, con un nudo en la garganta. Se dice que los difuntos te oyen cuando les hablas y que si estáis unidos, pueden saber qué sientes. Ella no sabía si estaban unidas su madre y ella, pero la sangre es suficiente para unirlas, o eso creía –. Te he traído las flores que te gustan, como siempre – añadió, sin saber qué más decir.
Hasta el año pasado,siempre acababa llorando sobre la tumba de su madre. Pero hoy no le salían las lágrimas. Se quedó mirando sin ver la tierra. Clarissa le había dicho que no era su culpa. Puede que fuese así, pero no conseguía convencerse de lo contrario. Además, aunque ahora intentase cambiar, ya era demasiado tarde. El ser cerrada, callada y solitaria era parte ya de sí misma. Cambiar diecisiete años de forma de vida es difícil. Y tampoco se sentía preparada para afrontar otra forma distinta de ver el mundo... ¿o no?
- Clarissa me ha dicho que no es culpa mía. Lo ha achacado al destino – dijo en voz baja. Se quedó otra vez en silencio, pensando –. ¿Sabes? Me hubiera gustado que estuvieses ahí cuando fui a la escuela por primera vez. Cuando me caí en el parque y me hice una herida en la rodilla. Me hubiera gustado mucho hacerte un dibujo en el Día de la Madre cuando era pequeña. La abuela nunca quiso que le diese ningún regalo ese día por hacerme de madre. Me dijo que tú eras mi madre – murmuró. Cuando tenía cinco años y la profesora les dijo que hicieran un dibujo para el Día de la Madre, ella se lo hizo a su abuela. Pero cuando llegó a casa y se lo dio, ella la miró fijamente y lo rompió. A partir de ahí, nunca hizo un dibujo más para el Día de la Madre –. Estoy segura de que habrías sido la mejor madre del mundo. Quizás me habrías podido enseñar a sonreír como tú lo hacías. También me habría gustado que me hicieses una tarta en mi cumpleaños. Que me regalaras muñecas en Navidad. Me hubiera gustado que estuvieses cuando saqué sobresaliente en matemáticas y que me regañaras si llegaba tarde a casa – Las palabras le salían a borbotones, sin poder dejar de hablar. Las palabras le salían de adentro, sin poder contenerlas por más tiempo, decirlas en voz alta, aunque nadie la oyese, sólo una lápida y el aire que agitaba sus cabellos –. Pero, ¿sabes qué? Nunca has estado, mamá. No por propia voluntad, sí, pero no estabas en ninguno de esos momentos especiales. O puede que sí hayas estado, desde arriba. Pero eso no lo puedo saber – sonrió tristemente –. ¿Tú me perdonarías, mamá? ¿Aceptarías que viviera feliz después de arrancarte la vida? – preguntó, con la voz rota.
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LIVE
ParanormalLo miró con cara extrañada. - Entonces, ¿qué son? - preguntó. El sonrió con tristeza y con cierta nostalgia. - Qué somos, querrás decir. Rosie no supo qué decir, solo mantenerse callada y mirarlo de forma más confundida aún. ¿Qué quería decir...