- ¿Estás bien? – preguntó Rosie.
Maldijo para sus adentros la mala suerte que tenía. Nunca imaginó que volvería a ver a Daniel, pero ahí estaba.
- Sí, no te preocupes – dijo, no muy convincente, por lo que Rosie no le creyó. Seguro que le dolía horrores. Al fin y al cabo, le había dado ahí.
- Lo siento muchísimo, en serio. Estaba enfadada, y no te vi – volvió a decir Rosie, por lo que le pareció la enésima vez.
Daniel soltó una carcajada y se echó el pelo que le caía sobre los ojos atrás.
- Al parecer, siempre nos tenemos que encontrar en un momento crítico para ti – dijo –. Sólo espero que no se convierta en costumbre.
Rosie se permitió sonreír. Empezó a juguetear con sus dedos, nerviosa.
- ¿Qué haces aquí? ¿Estudias en Akira Hall? – preguntó Rosie con timidez.
- Sí. Volvía a clase para coger mi chaqueta. Se me ha olvidado dentro – explicó Daniel –. Pero tu puntería me lo ha impedido – bromeó.
- Lo siento mucho, en serio – repitió. Rosie se sintió como una estúpida. Al parecer, iba a pasarse el día disculpándose con todo el mundo –. Aún puedes cogerla...
- No, no puedo – replicó Daniel –. Ya han cerrado las puertas.
Tenía razón, se dio cuenta Rosie, al girarse y ver el instituto cerrado. El lugar estaba desierto. No quedaba nadie rondando por ahí a aparte de ellos dos.
- Esto... me tengo que ir – empezó a decir Rosie, nerviosa de repente.
- Muy bien. Yo también – replicó Daniel – ¿Por dónde vives? – preguntó.
- Esto... no muy lejos. En la Calle Sofía – respondió Rosie.
El rostro de Daniel se iluminó.Rosie se percató de que tenía los ojos dorados, como la miel. Vestía de forma parecida al día en que lo conoció, con unos vaqueros azul oscuro y una camiseta verde y ajustada que hacía resaltar su musculoso cuerpo.
- ¿Me has oído? – preguntó Daniel.
- ¿Qué...? – replicó Rosie, sonrojándose.
- He dicho que paso por la Calle Sofía para ir a casa. Podríamos ir juntos, si quieres – dijo Daniel, con una sonrisa que dejaba al descubierto su dentadura perfecta.
- Vale... Sí, claro – replicó Rosie, nerviosa de nuevo.
Comenzaron a andar juntos, en silencio.
- ¿Por qué estabas enfadada? – preguntó de repente Daniel.
Rosie lo miró de reojo. Caminaba tranquilamente con las manos en los bolsillos, mirando al frente con expresión tranquila. Rosie desvió la mirada. ¿Cómo era posible que ella estuviera tan nerviosa y él tan tranquilo? Aunque se imaginaba la respuesta, no quiso admitirla ni siquiera para sí.
- He tenido una... discusión hoy – admitió, aunque evitó decir pelea. Prefería el término discusión.
Daniel la miró.
- ¿Eres tú la chica que se peleó con la rubia del comedor? – preguntó con interés.
- Sí. ¿Cómo lo sabes?
- Es un instituto, Rosie. Lo sabe ya todo el mundo. Incluso los nuevos como yo.
Rosie no respondió. Se sentía más avergonzada todavía. Seguro que había oído de todo sobre ella. A estas alturas, seguro que todos los que la conocían de antes le habrían dicho verdades, verdades a medias y mentiras sobre ella.Quiso que se la tragase la tierra.
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LIVE
ParanormalLo miró con cara extrañada. - Entonces, ¿qué son? - preguntó. El sonrió con tristeza y con cierta nostalgia. - Qué somos, querrás decir. Rosie no supo qué decir, solo mantenerse callada y mirarlo de forma más confundida aún. ¿Qué quería decir...