10. Crema de estrellas

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¿Recuerdas las tardes sentados en una banca en las torres? ¿Los juegos en nuestra casa sin techo que realmente era una torre de juegos? ¿Las primeras veces que nos tocamos?

24 de diciembre de 2014.- Volví de un viaje familiar y lo único que quería era verte ''amor, ya llegué a mi casa, ¿te veo a la hora de siempre''; las 4, nuestra hora de salida. Llegaste y salimos caminar, fuimos a ''las torres'' una calle muy amplia con un camellón con canchas y juegos, nos sentamos en una banca y comenzamos a platicar, reír y jugar. Mis piernas sobre las tuyas, abrazados y besándonos, tus manos recorriendo mi cuerpo, necesitábamos un lugar en la oscuridad de las calles o simplemente una habitación. Caminar, correr, detenernos y besarnos tocando nuestros cuerpos. En esa misma noche, ya estando cada quién con sus respectivas familias llegamos a un punto en el que la fiesta, el alcohol, la noche o el deseo nos llevaron a confesarnos lo que ya era evidente ''Quiero que tu seas el primero'', ''Entonces tú también seas la primera... Y la última''.

Dos días después, en una de nuestras citas fuimos a tu casa por un libro, entramos a tu cuarto ¿recuerdas? Estábamos parados justo en el centro de tu habitación, tus manos en mi cintura iban bajando lentamente hasta llegar a mis caderas, te sentaste sobre la cama y yo me monté sobre tus piernas. Comenzaste a levantar mi blusa y detuve tu mano

-Si no quieres no te presionaré.
-Si quiero amor, sólo que me da vergüenza.
-¿Vergüenza de qué cielo? Eres perfecta y hermosa.
-No lo sé amor, mi cuerpo....
-Tu cuerpo es hermoso, me encanta, me excita, me vuelve loco.
Te bese y.... sonó mi celular. Mi abuela quería que regresara a casa. Ese era el momento perfecto para hacerlo, sin embargo; las circunstancias lo impidieron.

28 de diciembre de 2014.- Planeamos todo por WhatsApp, tu familia no estaba y decidimos aprovechar el momento. Caminamos a tu casa, abriste la puerta y entramos a tu habitación, cerraste la puerta con cristales, tomaste mi cabeza y comenzaste a besarme, tus manos se deslizaron por mi espalda hasta llegar a mi trasero, mis manos acariciaban tu cabello. Caminamos en ésta posición hasta llegar a la cama, repetimos la posición de la vez pasada sólo que esta vez tus manos estaban directamente sobre mis senos. Me miraste y sonreíste, oh tu sonrisa, las arrugas que se forman en las comisuras de tu boca y esos hoyuelos en tus mejillas y tu mirada excitada con un toque de ternura. Te besé. Me quitaste la blusa y desabrochaste mi sostén. Quité tu camisa, la piel de tu pecho era increíble. Te recostaste y yo sobre ti, seguíamos besándonos. Seguimos así hasta que nos volteamos y cambiamos de lugar. Desabrochaste mi pantalón y lo bajaste, mi piel se erizó por completo en cuanto sentí tus boca besando mi estomago, te desabroché el pantalón y lo baje, tu cuerpo y el mío, desnudos. Tu entre mis piernas y tus manos sosteniendo tu cuerpo, mis manos rodearon tus brazos, ese dolor tan placentero que jamás olvidaré, en cada momento que movías tus caderas apretaba tus brazos, tus besos y tu mirada eran lo que calmaba esa sensación de ardor

-Te amo Amy, ¿te lastimo?

-No, no me lastimas. Te amo Christian, no quiero que esto acabe jamás.

-Es una promesa, mi niña.

Hicimos el amor, nuestra primera vez. Algo que jamás creí que pasara, y fue uno de los momentos más bellos que vivimos.

Dieciocho MesesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora