Volverte a ver 2

Capítulo II

- ¿Familiares de la señorita Viciconte? – los llamó un doctor saliendo de terapia intensiva, en donde estaba Micaela.

- Nosotros – dijo Congo levantándose junto a Lucas y Bruno y caminando para acercarse al médico.

- Bueno, es una situación complicada. Por ahora está fuera de peligro, pero sigue inconsciente. – les explicaba con sutileza el profesional. – El golpe fue duro y perdió mucha sangre, tenemos que esperar a que despierte sola, pero cuando lo haga no sabemos qué secuelas pueda tener.

- Doctor, ¿solo se golpeó la cabeza? – le preguntó Lucas.

- Tiene hematomas por todo el cuerpo, pero son solo heridas superficiales. Nuestra mayor preocupación es la cabeza, es lo más delicado – señalaba el cirujano.

- ¿Podemos pasar a verla? – quiso saber Bruno, impaciente por ver a su novia.

- Solo puede pasar uno, y cinco minutos como máximo – Congo y Lucas dejaron que sea el campeón verde el que pasara.

Verla así, en ese estado, rodeada de cables, suero y oxigeno, le rompió el corazón. Creía estar viviendo en una pesadilla de la que quería despertar cuanto antes. No soportaba el desconcierto. La duda de saber que iba a pasar cuando despierte, la duda de no saber si iba a volver a despertar. Solo quería que todo siguiera como estaba, eran felices y por fin estaban juntos. Quería que esto solo fuese otro mal recuerdo simplemente. Pero supo en cuanto la vio, que eso no iba a suceder como él quería.

Los enfermeros del lugar le pidieron que se retire después de pasar los minutos acordados, Bruno se acercó y le deposito un tierno beso en la frene y no le quedó de otra que salir.

- ¿Y? ¿Cómo esta? – preguntó Dalila al ver que Bruno estaba saliendo de la habitación donde estaba su amiga.

- ¿No se despertó? – cuestionó inquieta Delfi bebiendo un sorbo de su café.

- ¿Esta muy lastimada? – fue el ex capitán verde quien hablo, y así lo bombardearon a preguntas, preguntas de las cuales no tenía respuestas.

Bruno tenía los ojos vidriosos, estaba conteniendo sus lágrimas. No quería ni pensar, sin responder nada de lo que le preguntaron salió de la clínica casi corriendo, caminó sin rumbo alguno sin detenerse por varias horas.