Volverte a ver 2

Capítulo VII

Después de pasar la tarde con Micaela, evitando las preguntas que ella les hacia; sus amigos se volvieron a sus respectivas casas dejándola sola, ya se había acabado el horario de visita.

Todos la visitaban seguido, sus padres habían viajado para acompañarla y ayudarla, pero ella seguía sin recordar nada.

En pocos días, habían creado un vínculo muy especial con Lucas. Micaela lo necesitaba a su lado todo el tiempo, confiaba en él... y le gustaba. Ella estaba casi segura que era su novio, pero sabía que su memoria era traicionera y no quería arriesgarse.

Dos semanas después que despertara, le dieron el alta. Aunque tendría que seguir viendo al médico que seguía su caso, iba a comenzar una terapia especial para ejercitar su memoria y ver si los recuerdos iban volviendo, algo que ya le parecía imposible a ella.

- ¿Cómo estas bella? – le preguntó Delfi entrando en su dormitorio, aún con el alta sabia que debía seguir en reposo. – Vine a visitarte ya que ayer por cosas de trabajo no pude hacerme un tiempo.

- No hay problema, te entiendo – sonrió amable Mica. – Estoy bien, esforzándome para mejorar.

- Me gusta esa actitud – notificó la morocha sentándose a un lado de la cama de su amiga. - ¿El volver a tu casa no te ayudó en nada? ¿Seguís sin acordarte de absolutamente nada? – le preguntó cuidadosamente.

- Yo también pensé que al volver en donde vivía iba a ayudarme a recordar algo pero... - suspiró derrotada la rubia. – nada parece funcionar. Tengo sentimientos mezclados y confusos. No sé nada con certeza, solo dudas.

- Lamento que no pueda ayudarte – se disculpó Delfina – sabes que por ordenes de los doctores no podes decirte nada, puede ser riesgoso para vos.

- Sí, lo entiendo. ¿Pero no pueden responder mis dudas? – insistía Mica poniendo su sonrisa más compradora.

- Creo que no. – respondió no muy convencida ella. – siento que hay algo especifico que queres saber, ¿o me equivoco?

- Siento cosas diferentes por Lucas – le confesó Micaela como si fuese una colegiala. –Realmente quiero saber que éramos... que somos.

- No puedo decirte eso, lo siento – intentó esquivar el tema Delfi. – Solo puedo aconsejarte que... nada- rieron las dos.