Capítulo VIII

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Capítulo ocho.

- Doctor Pérez, necesito que respondan mis preguntas – le suplicaba Micaela a su médico. – Estoy llena de incertidumbres.

- Lo que ocurre Micaela, es que más que aclararte dudas, las respuestas pueden confundirte más y contradecirte con lo que pensas o sentís. Es importante que vayas vos misma llenando los baches en tu cabeza. -

- Necesito saber si antes del accidente, estaba de novia o en pareja – quería saber ella.

- No puedo contestarte. Puedo ir contra tus sentimientos, lo sabes. – le explicaba el doctor. – lo que sí podes es hablar con la persona por la que sentís cosas, plantearle y comentar sus sentimientos.

- Bien, eso voy a hacer entonces- aseguró la rubia suspirando molesta por no recibir las respuestas que tanto quería.

*

- Qué sorpresa verte acá – exclamó Lucas al abrir la puerta de su casa y encontrarse con Micaela.

- Necesitaba verte – confesó con pudor ella. -¿Puedo entrar?

- Sí, claro – sonrió él reprendiéndose mentalmente por no darse cuenta solo. Se corrió a un lado de la puerta para dejarla pasar. - ¿Queres tomar algo?

- No, gracias – dijo ella sentándose en el sillón y esperando que él hiciera lo mismo. – Quiero saber algo que me da vueltas en la cabeza desde que desperté.

- Decime, si puedo ayudarte. Sabes que no puedo darte información – explicó el ex capitán verde.

- Me gustas – confesó Micaela para la sorpresa de él. – Mucho y... sé que no podes decirme que éramos, pero – Lucas la interrumpió con un beso, sabía que estaba mal pero no pudo evitar hacerlo después de escucharla hablar. Él se la merecía, no Bruno. Él estuvo a su lado todo ese tiempo, no Bruno. Pero él no era su novio, Bruno lo era, y estaba aprovechando el hecho que ella no recordara y que Bruno no aparecía. 

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