6. Psicópata

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Los días transcurrieron demasiado rápidos para ser la primera semana de clase, en cierta forma, estaba agradecida. Viernes, se finaliza el ciclo de adaptación, aunque todo el instituto era igual, seguía todo intactamente igual, los mismos profesores, los mismos alumnos y directivos, los asientos y pupitres, las pizarras, el gimnasio, todo, nada había cambiado a diferencia de los años anteriores, solo una cosa, que este era mi último año. Los últimos días para aprovechar este lugar, que para mí, era una de las tantas vías de escape.

Con Emily solo comparto dos clases hasta ahora biología y francés, donde también está Liam, pero era la única que coincidíamos.

Los tres estuvimos toda la semana durmiendo en mi casa, aprovechando la soledad y también que todavía no estaban en forma exigente ningún profesor, mis dos amigos, aunque no parezca, son un par de Nerd, a diferencia –De años luz- conmigo, que muchas veces llegaba con lo justo en las calificaciones, no me exigía en nada. 

Y, como de costumbre estaba llegando tarde a mi primera clase del día, en eso tampoco me exigía.
Agradecí y a la vez maldije que no tuve que buscarla temprano a Emily, por esa razón llegaba tarde, me confié en que podía dormir unos 15 minutos más, y bueno, se me hicieron media hora. 

¿Qué se puede esperar? Prácticamente vivo sola, no tengo a quien por lo menos me grite desde algún rincón de mi casa, y para sumar, tengo un sueño demasiado profundo.

Sé que no es excusa, por lo menos no para los profesores, pero es lo mejor que tengo. Lo único, en realidad. 

Ya me encontraba en el estacionamiento del Instituto buscando un lugar donde aparcar mi auto y parece que todos los estudiantes se dignaron a venir en cualquier rodado, no encontraba ningún lugar y comenzaba a aumentar mi enojo. 

Sin seguir dudando y dando vueltas con el volvo, estacione en los lugares reservados para profesores, estaba demasiado retardada.

Entre al instituto con mis auriculares enganchados a mis oídos y comencé a caminar por los pasillos ignorando a los pocos alumnos que se encontraban circulando.

Compruebo mi horario, tenía clases de Filosofía. Genial, comenzar un viernes con las típicas preguntas y respuestas del porqué de todo, no me alegraban en lo absoluto. De cualquier forma, trate de guardar mi negativismo, y comencé a adentrarme en los pasillos para el salón.

Llegué hasta la puerta del salón, A23. Bueno, ¿entro o golpeo? ¿O si mejor me paso esta clase? ¿Me joderá mucho? Es la primera semana, no creo que...

Ugh, ya comienzo a sentir la filosofía invadirme, basta de preguntas.

Me sacudo, y cuando tomo envión con ambas manos para abrir la puerta, alguien del otro lado se me adelanto a la acción haciendo que todo mi impulso me hiciera resbalar, logrando que terminara tirada completamente en el suelo. 

Todos –sin excepción del profesor, que fue el causante de mi caída- comenzaron a reírse y las emociones de mi cara no pasaban desde vergüenza a enojo, seguramente estaba roja, peor que Marte. 

Me levante del suelo, tratando de sacudirme el polvo que quedó en mis jeans negros y remera blanca, y divisando algún lugar vacío

- Original entrada señorita – Dijo el profesor ahogando una risa y señalándome con su mano- Ehh... ¿Cuál es su nombre?

- Hellen... Hellen Miller. 

Me sonrió.

- Bienvenida, soy el nuevo profesor de filosofía, Paul Sadler.

- Genial – Respondí cortante.

El profesor me miro con cierto desconcierto por mi respuesta, creo que no se la esperaba. Claro, profesor nuevo, tendrá aproximadamente no más de 25 años, vistiéndose al estilo hipster y con rasgos bastantes lindos, no se espera que una alumna reaccione de esa forma. Pero,yo tampoco esperaba que en vez de reaccionar a levantarme, se riera de mí.

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