My Propeller

10. Labios morados

- ¿Qué haces aquí Kyle?- me pregunto Hellen tratando de ocultar una sonrisa.

No podía decirle la verdad del por qué me encontraba en la puerta de su casa a esta hora, a menos no un "por qué" racional. No crea que sea algo normal decirle "hola, vine a verte porque me gustas pero no me gusta que Luke esté cerca tuyo, así que ¿cómo estás?" No creo que se lo tome de la mejor manera o de que piense que me faltan caramelos en el frasco.

-Ehh, estaba cambiando justo pasando por aquí y - señale su casa tratando de mostrar una sonrisa segura- Solo decidí pasar a saludarte. - mentí.

Hellen me miro algo extrañada pero sin dejar de tener una leve sonrisa reprimida en su rostro. Eso es bueno.

-Yo creo que mejor me retiro- rompió el silencio Emily- no quiero ser una metida ni mucho menos arruinar su velada romántica.

- Primero, no es una velada romántica- hablo apresurada Hellen- y segundo te puedes quedar tranquilamente, ¿O no Kyle? - me miró con sus ojos abiertos esperando que me uniera a su reclamo.

- sí, claro, por mí no hay problema alguno- mentí otra vez.

Nos miró a ambos con ojos entrecerrados

- ¡Oh, vamos! Sé que muy en el fondo ambos quieren quedarse a solas, te conozco los suficiente Hellen como para saber que te mueres- sonrió con malicia hacia su amiga y luego enfoco en mí- y a ti Kyle no te conozco lo suficiente, pero sé que no viniste acá para verme a mí.

Definitivamente esta chica jugaba en el mismo lado que Liam, o mis acciones eran demasiado obvias para que ambos las interpreten perfectamente.

- Así que, me despido- abrazo a su mejor amiga y luego se dirigió a mí con su palma en alto para que se la chocara- Sólo espero que la disfruten y -nos señaló a ambos- recuerden, que mañana hay instituto. Nada de trasnochar haciendo cosas indebidas.

El rostro de Hellen se tornó de un rojo intenso, en cambio yo solo preferí reírme de la situación. Emily subió a un auto rojo y emprendió su ruta, yo solo seguía mirándola a Hellen. Ella hizo un ademán para que la siguiera adentro de su casa, y sin ningún comentario, la seguí.

La puerta principal daba directamente a un living enorme, y quede sorprendido. En mi cabeza imaginaba la casa de Hellen echa un desastre, ya que nunca están sus padres y sólo es ella, pensé que encontraría restos de basuras o cosas sin cuidado, o desordenada pero en cambio, me sorprendí lo bien acodada y limpia que se veía.

En el medio de la sala había un juego de sillones de color bordo en perfecto estado (no tendrían más de algunos meses) y una mesa ratonera donde se veía un pote de helado –Seguramente el que estaban devorando Hel y Emily- En frente de los sillones se veía una TV plana directamente adherida a la pared, debajo de este se encontraba consolas y algunas puertas tipo placar, pero, lo que más me sorprendió de la sala fue la pared izquierda donde se encontraba una enorme biblioteca de pared completa, podía ver libros de diferentes tamaños y colores, diferentes autores y tema, quede fascinado, mirando como un niño embobado aquella pared.

- La mitad son de mis padres- Mi mirada viajó hasta la de ella.

- ¿Los libros?- Asintió y se acercó a aquella biblioteca. La seguí.

- La mitad son de sus años universitarios, otros de sus años de adolescencia. – su mano quito uno de los libros de tapa roja sin descripción alguna.

- Y la otra mitad, ¿Son tuyos?- pregunté, mi mirada estaba fija en ella. Me miró.

- Sí, solía leer mucho cuando era chica, demasiado diría. Pasaba mayor tiempo encerrada en mi habitación que jugando con mis vecinos o primos, era demasiado introvertida, y lo peor es que no leía casi ningún libro para niños, solo los que encontraba por mí casa. Mi abuelo notó ese detalle en mí y él era uno de los que más me alentaba a que siguiera así... En realidad, el único. – Sonrió pero sus comisuras no llegaron hasta arriba