Capitulo 1

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Esta es la historia de Miguel. Un chico listo, amable, pelo castaño y ojos avellana, de 17 años, que tiene un futuro pensado y lucha por ello. Es muy sociable y es querido por toda su familia. Este orgulloso y no duda ni un momento en decir que es gay, cosa que toda su familia sabe y acepta. Como toda historia, hay que empezar desde el momento en que se dio cuenta de su sexualidad. Nada de campamentos, nada de juegos de botella, nada de besos accidentales en el que el otro chico decía al siguiente día que no paso nada. Fue una revelación muy normal.

Fue en su primer año de secundaria en donde tuvo una fijación los primeros meses por un chico que estudiaba con el. Su nombre era Gabriel. Un chico alto, de cabello negro y ojos verdes, inteligente y siempre de buen humor. Hizo sus acercamientos para hablar con el y todo iba bien esos meses. Llegaron a ser muy buenos amigos, tanto así que uno se quedaba en la casa del otro y viceversa. Se contaron absolutamente todo, excepto claro, el hecho de que Miguel es gay porque no sabía cómo su amigo se sentiría al respecto.

Paso ese primer año y como seguían siendo tan buenos amigos y muy cercanos, Miguel empezó a enamorarse de Gabriel aunque muy en el fondo sentía que no era nada, que se le pasaría luego de varios días. Al contrario de este, Gabriel empezaba a tener novias y pedirle consejos a Miguel. Aunque sabía que no podía ser nada serio, le dolía saber que no era correspondido pero como cualquier otro, prefería ayudarlo a perder su amistad. Era lo correcto, ¿no? Así pensaba que era. A finales de este año, decidió confesarle que era gay y que también tenía sentimientos por él.

Estuvo planeando su confesión por semanas y pensando en la buena relación que tenían, Gabriel se lo tomaría bien aparte de que nunca había mostrado disgusto por las personas homosexuales. Decidió confesarlo en la fiesta de último curso de segundo año que haría su amiga Anna. Al llegar a la casa de la susodicha, busco a Gabriel sabiendo que estaba ahí. Lo encontró en la cocina preparándose una bebida. Se le acerco.

-Gabriel. Hola-este se dio la vuelta y lo miro con una sonrisa poniendo más nervioso a Miguel.

-Miguel. Pensaba que no vendrías. Estaba a punto de ir a buscarte- bebió un sorbo de su bebida- ¿Cómo estás?

Miguel se estrujo las manos disimuladamente pensando cómo empezar su confesión y que no salieran palabras incoherentes ni forzada.

-Yo...-carraspeo- Yo quería saber... Yo quería saber donde esta Lisa-se pateo mentalmente por ser tan cobarde. Ya se había confesado con todos sus allegados y Gabriel era el único que faltaba.

-Pues... Terminamos hace dos días. Para haber durado dos semanas, no es que haya sido una relación pero fue lindo. Estoy bien, por si lo preguntas-sonrio para luego beber otro sorbo. Se quedo mirando al castaño- ¿Qué pasa? Estas extraño.

-Es que tengo algo que decirte.

Gabriel dejo su bebida en la esa y puso toda su atención en su amigo notando el tono de seriedad en lo que había dicho.

-Dime. Te escucho.

-Yo... Veras, el año anterior me di cuenta de algunas cosas. Como que ahora me gustan los hombres-hablaba pronunciando cada palabra con calma y cuidado viendo si Gabriel reaccionaba a algo-... y creo que muy en el fondo, fue por eso que me acerque a ti. Claro que en primer año no lo note pero bueno, ahora sí. Entre eso, me di cuenta que me gustas tú. Me di cuenta de eso este año y créeme, no quería que pasara porque no sabía cómo reaccionarias pero como sabes, nunca te dije y al ser mi mejor amigo, mereces saberlo. Tú sabes, mejor ahora que nunca-guardo silencio mirando el semblante del ojiverde el cual no tenía ninguna emoción. Pensó que eso podría ser algo bueno. Rompió el silencio-Entonces, ¿qué piensas?

Empezó por una fiestaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora