∆37∆

1.1K 88 3
                                    

Tener un hijo era una de las metas para la mayoría de la mujeres. Además de un grandioso milagro para todo el mundo. El parto, uno de los acontecimientos más mágicos que podían existir, un suceso tan esperado como deseado.

Y con esa idea llegaban las embarazadas a la consulta del Dr. Krakei, con la idea de dar a luz a la criatura que más amarían a partir de su nacimiento. Sin embargo, Krakei tenía unos planes muy diferentes, unos planes que harían que su colección aumentara su valor. Por lo que aquí lo teníamos, en la sala de partos, acompañado por sus dos ayudantes y cómplices de los salvajes acontecimientos que aquellas paredes escondían.

Ambas mujeres acomodaron a la feliz mujer sobre la camilla, todo parecía preparado en aquel ambiente frío y con olor a analgésico. Krakei, escondiendo su pelo canoso bajo su gorro de enfermería, se posicionó a un lado de la paciente, que estaba siendo sedada de cintura para abajo.

— Todo listo — confirmó una de las dos enfermeras, avisando al doctor de que su asesinato podía comenzar. La paciente, una mujer demasiados joven, frunció su ceño al presenciar cómo el doctor ocultaba la visión de su estómago con una fina cortina.

Esa cortina que da paso a la apertura del vientre, para llegar a la placenta. Ese tesoro para el loco Dr.Krakei. Enseguida el utensilio de cirugía bien afilado cortó el cordón umbilical para arrancar la placenta junto con el feto del útero de la madre. La sonrisa del doctor se ensanchó impulsaba por sus caprichos oscuros.

La mujer, ahora madre, empezó a cuestionar por su bebé, pero el doctor no contestó y siguió su camino hasta una sala continua donde su colección lo esperaba, dejando tras el un camino de sangre junto con los gritos desgarradores de la paciente antes de ser callada por las enfermeras con un chute de anestesia.

Una vez cruzada la gran puerta de metal, Krakei se dirigió hasta la vitrina ya preparada donde metió al feto recién extirpado, aún con vida. Dentro de poco dejaría de respirar, poco después fallecería y sería uno más de los 102 que Krakei mantenía colgado en la gran pared de esa frívola sala. Su zona de trofeos.

Satisfecho, contempló las vidas robadas que almacenaba en vitrinas, para dejar caer los guantes llenos de sangre al suelo.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 23, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Scraps of terrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora