☹ Diez ☹

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- Llevan aquí unas semanas -comenzó David- Sus mejoras se han dado porque todos se llevan bien y se protegen entre ustedes -me miró- Se abren a más personas y podemos decir que han hecho una buena amistad aquí -dio unos pasos hacia adelante, poniéndose en el centro- Pero, cuando salgan de aquí, es muy poco probable que se sigan viendo, así que necesitamos trabajar en algo individual, no pueden depender de los demás.

- Se supone que es terapia en grupo -dijo Ryan.

- Si el grupo se separa, de nada sirve hacerlo así -nos miró- Son un grupo bastante especial -hizo una pausa- Y no dudo que estén mejorando algunos aspectos. Pero necesito hacer algunas sesiones individuales, después seguiremos en grupo -asentimos- Pueden irse -miró a Hannah- Vamos a empezar contigo Hannah, asi que necesito que estés en mi oficina mañana a las 12:00 p.m. -Hannah asintió sin ningún reproche.

Salimos de la sala de terapia. Ya no era tan molesto ir a esas sesiones, me iba acostumbrando.

Decidimos ir a comer, todos menos Hayley.

Desde su ataque de pánico había actuado demasiado distante, pero supongo que la entendía. Si algo así pasara probablemente también me alejaría un tiempo.

- ¿Qué le sucede a Hayley? -preguntó Sam cuando nos sentamos a comer. Olvidaba que ellos no sabían del incidente.

- No lo sé -contestó Hannah- pero me preocupa, ha estado demasiado distraída estos días. Acomodó el tenedor y la cuchara un par de veces en varias pocisiones.

- Jared, ¿qué le pasa? -preguntó Sam. Me puse tenso.

- ¿Por qué me preguntas a mí? -me encogí de hombro intentando ocultar mi repentina incomodidad.

- Es tu novia -dijo Ryan con una pequeña sonrisa.

- No lo es -rodeé los ojos.

- Pero te gusta.

- No -negué con una sonrisa.

(...)

Cuando terminamos de comer, Ryan, Sam y Hannah se fueron un rato al jardín, yo decidí ir a mi habitación.

Tenía un panquecillo en las manos. Se lo daría a Hayley, no había comido nada en horas.

Subí las escaleras y fui directamente hacía su habitación, la puerta estaba entreabierta. Vi a tráves del pequeño espacio. Hayley estaba echando ropa a una, creía yo, maleta.

- Espiar a las personas no es bueno -escuché que dijo y rápidamente me sonrojé. Se dió media vuelta y vino hacia mi, abrió la puerta completamente y me dejó entrar.

- Lo siento, a veces la curiosidad es más fuerte -traté de disculparme.

- No importa, Jared -sonrió- Igual tenías que enterarte en algún momento del día -fruncí el ceño.

- ¿De qué? -me hice el desentendido.

- Sé que me viste empacando, Jared -rodeó los ojos, suspiré.

- ¿Te vas?

- No, no -mordió su labio- No permanentemente, espero -sonrió. La miré confundido.

- Perdón, estoy perdido.

Suspiró y rió un poco, después siguió guardando ropa en la pequeña valija que se encontraba encima de su cama.

- Tuve algunos problemas en casa la última vez que fui, y ahora tengo que arreglar otras cosas, aparte de que mi madre piensa que estar aquí me hace volverme más loca -suspiró con cansancio- Siento no contarte todo y con lujo de detalles, pero realmente necesito irme -vi el panquecillo.

DepressionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora