Al Desnudo [Wattys2016]

Capítulo III Cierra los ojos, las cadenas se irán.

Como en todos los capítulos os dejo una canción que realmente me gusta, en especial esta canción, ya que fue justo en este capítulo donde la descubrí. Realmente escribo estos capítulos no por la necesidad de que alguien los lea, es más por el hecho de que todos habéis tenido diario o cualquier medio para expresaros y yo no soy capaz. Quizás por aquí, me es más cómodo ya que no creo que nadie vaya a leer esto. Por ello me siento más libre y liberado al relatar todo lo relacionado a mi vida, de forma seria, sin tantas bromas que puedan enmascarar la verdad como lo suelo hacer en mi rutina cotidiana. Dicho esto comenzamos

Este año lo recuerdo con especial cariño ya que fue aquí cuando me liberé de todo, pude llegar a ser yo mismo realmente con las personas que se lo merecen. Antes de comenzar el curso me hice inseparable de una chica que casualmente iba a ir a mi clase Cristina, era bajita, ojos color miel y con un corazón que no le cabe en el pecho, de hecho, hoy en día cuando recordamos viejos tiempos nos reímos muchísimo, somos como almas gemelas, inseparables. Yo justo al principio de curso acababa de descubrir Twitter, me volvía loco, obsesionado con solo subir de seguidores, me pasaba ahí todo el día, no estudiaba nada, y claro, como es lógico suspendía todas, los meses fueron pasando y se acercaba navidad, realmente lo odiaba, ya que en esa fecha todos, y cuando digo todos, es absolutamente todos te preguntan por las dos cosas que más temía, notas y novias, era algo que no es compatible conmigo. "¿Cuándo te vas a echar novia? ¿Cuándo vas a sentar la cabeza? ¿Cuándo te vas a hacer un hombre?" Típicas preguntas de toda mi familia, además a estas tonterías debía sumarle una aún más gorda, no había pegado el estirón y seguía siendo una bola, vamos, que podría irme rodando cuesta abajo a donde quisiera, así que no se me ocurrió otra cosa que dejar de comer drásticamente, ahora lo pienso y sinceramente me arrepiento mucho, ya que adoro comer, es una de las razones por las que vivo, haciendo esto del pasado traicioné por completo todos los principios por los cuales yo siempre he luchado. Hay que tener en cuenta que yo estaba muy tonto, en esa edad difícil donde nada te gusta y todo lo odias, es cierto que adelgacé muchísimo, y justo para esas navidades me pego el estirón y me cambió la voz, según cuenta mi madre "Una mañana te levantaste y al hablarme no sabía quien eras".  

Un dato que se me olvida siempre, aquí aún me gustaban las chicas pero los chicos algo más que antes, mis ojos veían el mundo de distinta manera, creo que era esa etapa que todos definen como de transición aunque fue rápida, ya veréis.  Las navidades pasaron esquivando preguntas y comiendo poco y menos. Enero llegó y todos se asombraron ante lo delgado que me había quedado, es raro, creo que fue la primera vez que me sentí tan realizado como persona, algo patético por cierto.  Aún en los vestuarios de chicos en Educación Física seguía siendo un suplicio pero ya no tanto, porque había aprendido a cogerle el gustillo al cuerpo masculino y las hormonas no es que ayudaran mucho, así que me ponía muy tonto disfrutando al máximo, eso sí, siendo disimulado como lo he sido siempre. 

Mientras tanto, el tiempo pasaba y yo seguía haciendo amigos por Twitter, gente de todas partes de España que realmente me comprendían o eso parecía al menos, entre ellos había un chico que en especial me hacía Tilín, le pondremos Umbreon que es como siempre le he llamado, un chaval normal, cuerpo bonito, ojos azules grises, profundos, su mirada la verdad te hacía balbucear y no poder casi hablar, era algo modernillo con sus dilatas y septum pero un amor. Me estaba encariñando mucho de él, al parecer lo que no sabía es que él también de mi. El problema es que él era de Madrid y claro, la distancia era bastante pero bueno intentamos entre un grupo de amigos organizar una quedada en Murcia para que pudiera venir, cosa que contaré más tarde.

En primero de bachillerato es habitual hacer un viaje de estudios,no sé exactamente en que mes fue si en abril o marzo pero tenían planeado un viaje a Italia que sabía que me iba a gustar, el problema es que yo solo tenía amigas chicas porque con los chicos me costaba más abrirme, ya que la atracción hacia algunos era horriblemente dulce, lo cual supuso que como las habitaciones no son mixtas en los hoteles de Italia por normas del profesorado me iba a tocar dormir con chicos desconocidos y la verdad es que pasaba bastante de ir. Un poco obligado por mis padres y mis amigas terminé cediendo, TAMBIÉN COMO SIEMPRE, así que allá que fui, una de mis amigas me gusataba mucho, es decir, la veía super guapa y atractiva, pero tenía novio que también fue al viaje, casualidades de la vida que dormía en la misma habitación que este chico. El caso es que durante todo el viaje estuve celoso de su novio, aún no teniendo razón, hasta que en Roma, me dije a mi mismo cuando por fin me había quedado solo "Cierra los ojos, todo se irá" y entonces descubrí que era cierto, realmente, estaba encaprichado de algo que quería ser, no de lo que era, es decir, quería ser como todos, un chico enamorado de una chica, pero no podía ser, yo no era así. Bueno, no he contado que todas las noches todos se las ingeniaban para pasar alcohol de unas habitaciones a otras y según se cuenta había desenfreno, por mi parte, yo jugaba a las cartas con mis amigas mientras nos inflábamos a chocolate, sí, somos un caso especial. 

Cuando llegamos del viaje, algo en mi había cambiado, es decir, me sentía una persona completamente distinta y tenía claro que era gay, de pies a cabeza, que estos sucesos tontos de atracciones por chicas no era nada comparado con lo que sentía por los chicos, aún nadie lo sabía pero solo era cuestión de tiempo.

En cuanto a Umbreon nuestra amistad fue creciendo y poco a poco fuimos estrechando lazos, compartiendo cosas más intímas por momentos (Nada de pensar mal por favor). Lo sentía cada vez más especial, lo malo es que había otro chico que no paraba de acosarme, es decir, era muy buen chaval pero algo pegajoso en el sentido que siempre quería un beso mío, este era de Murcia pero no tenía muy buena reputación así que me daba algo de corte hablarle mucho por si interpretaba mal mis intenciones.

El final del curso se estaba acercando, yo seguía sin estudiar, mis padres igual me reñían a todas horas, sabía que me iban a quedar como doscientas asignaturas pero me estaba importando lo que viene siendo poco, yo solo quería seguir conociendo a Umbreon, lo que consideraba mi amor de verdad, no uno de esos idílicos, estaba bien lejos de saber lo que la vida te depara, esas sorpresas que siempre te dejan con mal sabor de boca. Ese verano prometía ser algo interesante de contar.