Al Desnudo [Wattys2016]

Capítulo V De dentro hacia fuera.

Hola chicos y chicas, he de agradeceros de todo corazón todos los comentarios, votaciones y demás que habéis hecho con respecto a mi historia, la verdad es que estoy muy agradecido con todos vosotros, y de verdad no sabría como expresarlo, así que un millón de gracias y de abrazos de oso <(^^)>. La canción de hoy más que por la música en si misma para mi tiene mucha importancia por la letra, creo que todos deberíamos escucharla cada vez que nos sintamos mal y animarnos, no creo que el mundo nos quiera deprimidos ¿O sí? Pues dicho todo esto, que comience el espectáculo, espero que les guste.

Como había dicho en el capítulo anterior, sí, había dado mi primer beso, estaba en un estado de emoción que ni yo mismo me lo creía, era una sensación tan gratificante, tan "HOLA MUNDO, HOY OS QUIERO A TODOS" La verdad me sentía como si pudiera tocar el cielo, pero claro, la vida siempre se encarga de hundirte hasta que llegas al mismo infierno,y así era, mis padres ya habían empezado otra vez con las notras, que si tenía muchas suspensas, que no estudiaba, que como pensaba aprobar, entre otras cosas, mi verano no acababa más que empezar y ya me estaban agobiando.  

Por otra parte mi cabeza no dejaba de pensar en ese magnífico beso y hablar a todas horas con Umbreon no me ayudaba, pero tenía miedo, desesperación, temor, unos nubarrones negros amenazaban con asolar el paraíso que tanto me había costado crear y era expresar lo que sentía de verdad a todos mis amigos y familia ¿Cómo hacerlo? Sé que no iba a tener problema alguno con ninguno de ellos, pero nunca he sido un chico dado a expresar lo que siente, incluso hoy en día  a pesar de todo lo que me ha pasado puedo hacerlo como quiero, es decir, cuando quiero expresar lo que siento se me bloquea la mente y mis palabras no quieren salir. Podéis imaginar como estaba por aquel entonces, sabía que tenía que hacerlo, que tarde o temprano una vez que había descubiero mi condición sexual era la hora de decirlo. Estaba totalmente aterrado.

Como yo me conozco bien, los días pasaron, cuando salía con mis amigos siempre soy muy de decir tonterías o bromas, todos conocemos el dicho de "Entre broma y broma, la verdad asoma" pues bien, yo lo lucía en todo su esplendor, siempre soltaba pequeños comentarios o bromas que indicaban que era gay, que me gustaban los hombres, que me moría por ellos. Nadie las pillaba, parecía que me estaba ahogando en un mundo donde solo podía guardar silencio, mi alma estaba gritando por dentro que amaba besar a otro hombre pero no podía decirlo, no en este mundo donde la mayoría de gente te quemaría en una hoguera si pudiese. 

No lo he contado pero mi amiga Cristina, que ya describí en capítulos anteriores a este, mi mejor amiga y compañera de clase, estaba enamorada de mi, yo lo sabía y trataba a toda costa de quedarme a solas con ella o de darle falsas esperanzas, pero claro, era difícil cuando nadie se ponía de tu lado, todos querían que fueses su pareja Y NO ESTABA DISPUESTO A PERMITIRLO.

Así que tras pasadas dos semanas de julio, y aún recordando todo lo que los hombres me hacían sentir, llamé a Cristina a mi casa, ella se quedó algo sorprendida, pues le dije que teníamos que hablar de algo importante. He de decir que cuando apareció por la puerta de casa estaba radiante, con un vestido corto blanco, bueno corto no, normal, pero le quedaba genial, con su pelo suelto, ligeramente maquillada y una adorable flor blanca adornando su precioso cabello.  La obligué a sentarse en mi sofá, y bueno, empecé entre balbuceos y nervios a relatarle todo lo ocurrido ese mes anterior, como había conocido a un chico por Twitter, como me ponía a mil y como me estaba empezando a gustar cada vez más, nuestro primer beso, todas las sensaciones que recorrían mi cuerpo y sí, llegué hasta a sentir esa pequeña electricidad de la que tanto hablan los libros, esa misma que si no la experimentas no puedes describirla. Cristina conforme le iba contando, palidecía por momentos y se quedó en shock, yo me callé y fue entonces cuando me confesó que yo le gustaba, que no podía creer que era gay y que tampoco podía creer nada de eso, me pidió una sola cosa "Dame un beso y dime que es mentira todo esto, que es una de tus típicas bromas", la vi cerrar los ojos y acto seguido acercarse pero la frené en seco, de hecho, fue una buena decisión, es una de mis mejores amigas y no quería por nada del mundo que saliese lastiamada de esa situación ¿Te imaginas se le hubiera besado? ¿Que hubiese sido su novio para ocultar más lo mío? Creo que sería la persona más despreciable de este planeta. 

Yo sabía lo que estaba pasando por su cabeza, y creedme, cuesta asimilar que la persona que te gusta es gay, que nunca va a poder corresponder tus sentimientos, esa misma tarde se fue, sin decirme nada. Realmente no esperaba esa reacción, yo pensaba que todos lo aceptarían bien, como suele ocurrir en las series o libros que estaba leyendo, estaba muy confuso, solo tenía ganas de llorar.  Afortunadamente, mi sufrimiento no duró mucho, Cristina esa misma noche se presentó en mi casa, accedí a dar una vuelta con ella, y lo aclaramos todo, me contó como se sentía, y porqué se había ido, creedme lloré de felicidad cuando supe que me había aceptado, que mi amistad con ella desde ese mismo momento sería lo más mágico que podría tener, sin mentiras, sin secretos, y así fue, a día de hoy, no tenemos ni un secreto. Ella puede contar conmigo y yo con ella a cualquier hora, día, lo que sea.

Mientras en mi cabeza, las nubes se iban disipando, estaba tan feliz, todo me salía bien, Umbreo era cada vez más simpático conmigo, me estaba enamorando profundamente, todo parecía salido de una historia, esto no era real. Durante ese mes, a mis 16 años, se lo fui contando a todos que tenía clara mi sexualidad, todos me aceptaron como soy, no hubo problemas, es más, intentaban conseguirme novio cosa que me hacía muchísima gracia. Ese verano lo recuerdo con especial cariño, porque.. Bueno, lo que viene a continuación lo dejo para el siguiente capítulo. 

Ese verano, en agosto, había sorpresas de las que uno no es capaz de escapar, vienen y se van, pero siempre dejan huella.