Capítulo IV Sonrisas y miradas profundas.

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Como todo capítulo una canción que escuchaba por aquel entonces, aunque he de reconocer que al ponerla aquí me ha dado por escucharla a mi otra vez, un bucle sin fin.  Aquí os traigo otra entrega de mi vida, poco a poco me voy abriendo cada vez más a esto de contar mi vida, le estoy cogiendo el gusto. No sabría explicar un porqué pero es algo raro. 


Como justo predecía me habían quedado cuatro asignaturas, francés e inglés que siempre estaban presentes en todas las recuperaciones de mis años de instituto, además había que sumarle matemáticas y física y química, odiaba esas asignaturas. Las demás las aprobé de puro milagro, de hecho nunca he sido un niño que fuera de sacar notal demasiado altas ya que no me interesaba nada estudiar, odiaba todo lo relacionado con el instituto, era algo nefasto ¿A qué niño le gusta estudiar? Mi afán por Twitter seguía creciendo y esto no ayudaba a no crearme pájaros en la cabeza con Umbreon sabía que en unas pocas semanas lo vería lo malo eran mis padres, ellos no entendían como podía ir a ver a gente de un entorno social y sobretodo virtual, ojo al dato, no estoy diciendo que mis padres sean de los típicos que son cerrados de mente, todo lo contrario creo que he tenido una suerte inmensa con ellos, son los mejores para entenderme, se puede decir que no son los padres modernos que se pasan, son normales pero de mente abierta, cosa que agradezco bastante. 

Los días habían pasado y Umbreon tenía pensado quedarse tres días de los cuales solo estaríamos juntos una tarde del primero y la despedida del tercero, así que la noche antes del primero me acuerdo que no podía dormir de lo nervioso que estaba, no sé, iba a desvirtualizar a una persona que me gustaba mucho, millones de dudas asaltaban mi cabeza en busca de una respuesta que ni yo mismo conocía ¿Como sería en persona? ¿Le gustaré tanto como por Twitter? ¿Será igual de agradable? ¿Que hago cuando le tenga que hablar? ¿Habrá silencios incómodos? Y en cierto sentido, es raro que aún me acuerde de estas cosas pero es que, son de esos momentos que nunca se pueden olvidar, que hay que atesorar. Bueno, pues así me pasé toda la noche hasta que llegó la hora de coger un autobus para ir a Murcia, todos mis amigos con Umbreon me estaban esperando justo al bajarme de este, me lleve una sorpresa brutal, bueno, yo y todos los de la estación que estaban mirando curiosos por saber que pasaba. Reconozco que era mil veces más guapo y agradable en persona, no sabía como saludarle, encima me había quedado embobado con sus ojos soy tonto, lo sé. Así que le di mi mejor abrazo aspirando su aroma, atesorando cada segundo. Ese día no había venido el otro chico que me acosaba que me ponía una burrada, no sé el porqué pero lo hacía. La mañana con él paso rápido hablando de trivialidades y tonterías, lo típico en mi vida.

Por la tarde estuvimos todo el rato juntos pero luego, nos fuimos a un banco él y yo a jugar un combate pokémon que fue lo más especial del mundo, ya que el se sento y yo me acosté en el banco encima de sus piernas apoyé mi cabeza y estuvimos así hasta que se tuvo que ir. Yo de vez en cuando lo miraba de reojo para ver su expresión cuando iba perdiendo o como sonreía, aquella sonrisa tan alegre que me dejaba embobado, por su culpa acabé perdiendo, pero no me arrepiento de haberlo hecho porque siempre lo voy a recordar reír y es algo que me llena mucho por dentro. Lo acompañé hasta la estación de autobuses porque dormía en casa de una amiga en un pueblo así que llegó el momento de la despedida, no tuve el valor para darle un beso, algo que deseaba con todas mis fuerzas, siempre he sido un cobarde para estas cosas. Así que, me limite a darle un abrazo que esperaba que nunca olvidara, lo vi marcharse y lloré un poco aunque tenía que despedirme de él fuera como fuera, aunque claro, la cosa estaba que mis padres no me habían dejado venir hoy y me había tenido que escapar ¿Que podía hacer?

Tiempo después supe porque el mismo me lo dijo que mientras estábamos jugando no había parado de mirarme de reojo y cuando me miraba desde arriba quería besarme pero tampoco tuvo el valor, así que los dos somos unos cobardes incapaces de asumir un rechazo ¿Pero quien quiere asumirlo? Esas cosas duelen, uno no está dispuesto a correr riesgos.

Cuando llegué a casa me tuve que enfrentar al interrogatorio de mis padres que fue brutal, afortunadamente no me pillaron, es decir, yo sé mentir bastante bien, de vez en cuando en pequeñas cosas dejo que me pillen las mentiras para que se confíen pero en cosas gordas no me la juego, sé muy bien que tengo que decir y como lo tengo que hacer. Así que me salí con la mía y estaba muy feliz, su aroma se había quedado impregnado en mi camiseta, creo que me pasé horas oliendo aquella prenda, por dios, que dulce era su colonia, estaba lo que se dice enarmoado en todos los sentidos. Además, sus abrazos hacían reacción en mi cuerpo, ya me entendéis. 

A la mañana siguiente, es decir el segundo día, conseguí saber que mis padres se iban al pueblo de mis abuelos y que tenía vía libre para poder despedirme de Umbreon aunque ellos no lo aprobaran, no era algo que les fuera a contar. Así que ese día pasó con rapidez. Llegó el tercer día, ese día habían venido todos otra vez pero con una diferencia el acosador también, y bueno, que solo se podía quedar un rato por la mañana Umbreon antes de coger su autobus. Nos vimos de nuevo, Umbreon estaba radiante, volví a aspirar su aroma, era algo que me llenaba tanto, no podía definir una sensación pero supongo que si habéis tenido una relación sabéis a lo que me estoy refiriendo. Sus abrazos eran lo mejor que recuerdo.  Salimos de la estación todos juntos, yo me dirigi al acosador para aclarar las cosas, íbamos algo rezagados y no sé como pasó que me acorraló contra una pared, podía sentir su mirada puesta en mi, allí mismo me besó, me quedé en shock, no me esperaba en absoluto que eso pasara ¿Por qué a mi? fue lo único que pasó por mi mente, mi acosador era mucho más alto que yo, y eso era lo que me ponía de él, tuve una erección, pero solo era atracción física, yo se lo trate de explicar pero no fue algo fácil, al final quedamos como amigos pero ese beso estaría en mi memoria para siempre, besaba de una forma peculiar, no me había desagradado pero tampoco me había gustado, es lo que he dicho mera atracción. 

Lo que yo no sabía es que Umbreon justo en ese momento me estaba buscando, yo creía que no nos había visto pero sí, la verdad me sentía bastante decepcionado conmigo mismo, no sabía como explicarle todo lo que había pasado con este chico pero una cosa estaba clara le iba a besar. El tiempo pasaba y ninguno de los dos se atrevía a dar el paso así que mi acosador al explicarle como me sentía por Umbreon nos lanzó una manta a la cabeza, quien dice manta dice toalla, no sé de donde ni como apareció pero eso fue lo que menos me importó, allí los dos solos bajo una toalla nos dimos nuestro primer beso, fue algo mágico, besaba como los ángeles, o al menos a mi me lo pareció, quizás fuese por los sentimientos que ambos teníamos, fue una sensación tan maravillosa, me sentía lleno de felicidad, hacía tiempo que quería algo así, lo necesitaba con alguien como él ¿Por qué vivía tan lejos? El tiempo se agotaba así que tocaba el momento de la despedida con todos, me fui despidiendo uno a uno de mis amigos con mis típicos abrazos, hasta que llegó Umbreon que me dio un beso flojo, casto, rozando solo la comisura de los labios, lento, me quedé impactado y empalmado, la tensión se podía cortar con un cuchillo en el ambiente.

Confieso que lloré en el autobus de vuelta a mi casa, no entendía porqué la vida me hacía pasar estas malas jugadas, es decir, encontraba a un chico maravilloso que me entendía en todo, compartíamos gustos, era mi alma gemela, vivía lejos, tan lejos, yo no tenía dinero para ir a verle tanto como me hubiese gustado, una relación a distancia se estaba forjando en mi cabeza. 

Llegué a casa y mis padres ya estaban ahí, lo único que hice fue encerrarme en mi cuarto a rememorar todo lo que había pasado una y otra vez en mi cabeza, esos maravillosos recuerdos que nunca se irán, o eso espero. Ojalá hubiera alguna forma de atesorarlos para siempre, que jamás se borren. Aún, después de los años que hacen lo recuerdo con mucho cariño, se puede decir que fue mi "Primer beso" verdadero, los otros con Encarnación o el acosador no cuentan, ellos no llegaron a traspasar todas las barreras que yo siempre tengo levantadas ante posibles ataques, ante el riesgo de salir herido. 

Al Desnudo [Wattys2016]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora