Capítulo 1: Sorpresas inesperadas.

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-¡LAIA! ¡DESPIÉRTATE YA!- me gritaba mi padre desde la cocina.

Yo continuaba haciéndome la dormida. No tenía ganas de levantarme, quería seguir tumbada en la cama, sin hacer nada.

-¡DESPIÉRTATE YA O TE ESCONDERÉ LAS LLAVES DE TU MOTO!- mi padre no sería capaz de hacer eso, sabe que le tengo demasiado cariño, porque me la regaló mamá.

-¡COMO NO TE LEVANTES YA VOY A TIRARTE ENCIMA UN BUEN CUBO REPLETO DE AGUA FRÍA!- pero mi padre nunca bromeaba con un cubo de agua fría, era terriblemente mezquino.

-Está bien papá, ya me levanté tranquilo.- dije con una coz suave.

No me quedó otro remedio que levantarme, mi padre era demasiado capaz de llenar un cubo de agua fría y lanzármelo, no sería la primera vez, creo que ya tiene un cubo solo para eso.
Nada más levantarme decidí darme una ducha, para intentar desperezarme un poco. En cuanto salí, bajé rápido por las escaleras atraída por un olor irresistible. Mi padre había hecho crepes con nutella y un capuchino.

Que querrás pedirme esta vez papá...

-Vale papá, vamos al grano, dime, ¿qué quieres? - dije engullendo las crepes como si no hubiese comido en toda mi vida.

-Verás hijita... ¿Recuerdas a los señores Stevenson?

-Sí.- (Los señores Stevenson eran unos americanos que habían comprado la casa de al lado hace 5 años, y que solían venir en verano y invierno aquí.) justo en ese momento recibo un mensaje de Anne: ''Hola Laia, ¿te apetece ir a tomar algo un rato? Sería ahora mismo. Necesito tu ayuda.'' Decido parar la conversación con mi padre e ir a ver que necesita Anne.- Papá, hablamos luego, tengo que irme.

-De acuerdo Laia, no tardes en volver, antes de las 21:00 quiero que estés aquí.

-Vale papá- le digo dándole un beso en la mejilla y subiendo rápido a mi cuarto a cambiarme.

Opté por ponerme mis Converse blancas, unos vaqueros negros desgastados rotos por la rodilla, una camisa blanca básica y mi cazadora de cuero.

Salí de casa rápido sin despedirme, solo pude oír un -recuerda la hora- que me dijo papá.

Llamé a Anne y contestó al instante:

-¡LAAAIA! ¿DONDE ESTÁS?- Se ve que hoy todo el mundo quiere chillarme.
-Estoy en frente de mi casa, ¿te voy a buscar con la moto?- dije comprobando si me había acordado de coger las llaves. ¡Bien, las he cogido!
-Perfecto, en 5 minutos abajo, un besi.

Y ahora que le habrá ocurrido a esta chica...

Al subirme a mi moto, (mi querida Keeway Superlight 125 en negro) siempre recuerdo a mamá, ella me la compró cuando tenía solo tenía 6 años, mi madre ya sabía que estaba enferma, y decidió dejarme algo que me gustase, ya que desde pequeña tenía una gran afición por las motos, que fuese a usar y que me recordase a ella. Me da pena que no me pueda ver disfrutándola, pero aunque hoy no pueda estar aquí para verme conducirla, seguro que se sentiría orgullosa, por ver que he cumplido mi promesa. Una lágrima amenaza salir de mi ojo al recordar a mamá, pero arranco y actúo como si nada pasase.

Cuando estoy en la acera frente a casa de Anne, corre hacia mí, se pone el casco y lo único que alcanzo a oír es -arranca, necesito aire fresco- arranco y pongo máxima velocidad en la moto. 20 minutos después de dar vueltas por Barcelona, nos encontramos en la playa, dando vueltas. Decido sentarme en la arena y Anne se sienta a mi lado. Miro el reloj, las 19:30, aún tengo tiempo.

-A ver Anne, cuéntame ya que te pasa. -digo sin tapujos.
-Verás, ¿recuerdas a aquel chico de Madrid que vivía en Nueva York?- claro que lo recuerdo, Anne lo conoció en una excursión a Madrid, el estaba allí con su familia, y lo vimos una noche en una discoteca, se dieron los números de teléfono, y hasta llegaron a quedar varias veces después de la excursión cuando el chico venía de vacaciones a Barcelona.
-Claro que lo recuerdo, ¿pero que ocurre?
-¡Se ha venido a vivir a Barcelona!
(...)
Después de una hora escuchando la conversación que Anne había tenido con ese chico, miré el reloj. ¡LAS 20:40! Papá me matará si llego tarde. Cogí a Anne para irnos rapidísimo. La dejé en casa, casi sin despedirme y arranqué rapidísimo a casa.

Gracias a Dios solo llegué 10 minutos tarde a casa. Pero al entrar en casa me fijé en mi salón, había una mujer y un hombre de pie charlando con mi padre, quien me miraba con cierto mosqueo. ¿Pero y esos dos chicos del sofá?

¡Espera! Ese es aquel chico que conoció Anne.

Rompiendo mi mundo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora