Redención y pesadilla

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No había sido fácil la búsqueda de Keylan pero después de dos semanas lo había conseguido, Mia por fin sabía donde estaba y ahora la llevaría de vuelta al Milenio de Plata, esa era su misión y tenía que cumplirla como fuese, no podía fallar, el Todopoderoso había confiado en ella.

-No ha sido fácil, no pensaba que estarías aquí-dijo Mia

-Ve al grano-dijo Keylan visiblemente molesta

-Tienes que volver-dijo Mia

-No, por lealtad al Todopoderoso no me he entregado a Julius porque se que eso sería visto como traición y me vine aquí pero no pienso volver-dijo Keylan

-Te necesitamos-dijo Mia

-Me da igual, si me corté las alas es por algo-dijo Keylan aun más molesta

-No es así, quizás las hallas escondido pero no cortado-dijo Mia

-Tu no me conoces, eres solo una niña-dijo Keylan empezando a cabrearse

-Julius nos atacó pero se retiró porque Leiandrus y Willer se le revelaron y...-dijo Mia

-Y a mi que, ya te puedes ir porque no voy a volver nunca-dijo Keylan firmemente

-Se que lo de Zac te...-dijo Mia viendo la cara de Keylan

-No tienes derecho a hablar sobre eso, ahora largo de mi casa-dijo Keylan gritando

Aunque debía llevar a Keylan de vuelta sabía que en ese momento era mejor irse, cierto que no la conocía mucho pero si podía ver cuando dejarlo estar y cuando insistir, le daría unos días para aclararse y lo intentaría de nuevo, sin ella no podían ganar, así eran más vulnerables, ella era realmente fuerte.

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Las cosas no iban bien por el Milenio de Plata, todos estaban tensos, en ocasiones saltaban a la mínima de cambia a pesar de que los ángeles podían controlar sus emociones y desde el abandono de Keylan eso había desaparecido, tenían que hacerla volver pero como, que era lo que ella quería que la hiciese regresar, sino encontraban una solución pronto, Julius lo cubriría todo de oscuridad y sería soberano de ambos mundos, eso no lo permitirían, sin embargo tal como estaban las cosas, era más que probable que eso ocurriera pronto, sabían que solo era cuestión de tiempo.

Ante la visita de Mia a Keylan, ella decidió mover ficha, si pretendían hacerla volver no iban a conseguirlo, ya se había cansado de obedecer sus ordenes y aceptar sus decisiones, aún creyendo que no eran las correctas, esta vez escucharía su propio instinto, pensaba acabar con Julius pero esta vez haría las cosas a su modo, si se deshacía de él, sus demonios caerían fácilmente, era su líder el verdadero problema, por eso tenía que romper las cadenas de sus propios fantasmas porque sabía que no podía pretender ser un ángel si le rodeaban los demonios, mientras siguiese las reglas de los que hasta hacía poco eran los suyos jamás acabaría con Julius, sin embargo sabía que debía buscar algún aliado que le ayudase y que conociese bien a su enemigo, aunque no tenía toda la información era lo suficientemente hábil e inteligente para saber que Willer habría sido castigado pero no de la misma manera que Zac, recordarle le hacía querer destruir ella misma el Milenio de Plata, aunque no lo haría, su objetivo era otro totalmente diferente, se imagino que lo habrían mandado a la Tierra como un mortal más y eso le era un gran beneficio, ya que facilitaría su búsqueda, había acertado porque no le costo demasiado encontrarlo. Vivía en Nueva York, en un pequeño piso cerca de Central Park, si quería su ayuda debía ser cuidadosa con sus palabras y menos revelar su identidad antes de estar totalmente segura de que estaba de su lado, decidió usar la táctica de la chica desvalida que necesita ayuda, aunque en realidad podía valerse por si misma tenía que llamar su atención, nada más ver Willer se enfrentaba a eses hombres el solo, sin importar que le doblasen en fuerza y número supo que aún siendo humano sabía defenderse, además de no tener miedo, en cuanto se libro de ellos, se presentó y ambos fueron a la casa del chico.

-Te encuentras mejor-dijo Willer

-Si, lo estoy gracias a ti-dijo Keylan pensando como seguir

-Que te trae por Nueva York-dijo Willer

-He venido a buscar a alguien que quiera ayudarme-dijo Keylan viendo la reacción de Willer-Digamos que pronto me enfrentare a algo muy importante y no puedo hacerlo sola

-Me tiene intrigado, la escucho-dijo Willer y Keylan vio que acababa de dar un paso en la dirección correcta

-Es un proyecto de gran envergadura y necesito aliados para llevarlo a cabo, esto cambiara el curso de la historia-dijo Keylan y vio como Willer ya estaba donde ella lo quería

-Quiero formar parte-dijo Willer interesado

-De verdad, no te he dado muchos detalles y...-dijo Keylan pensando en que era hora de revelar toda la historia completa-Seguro quieres meterte en esto

-Si, quiere entrar a formar parte de esto, sea lo que sea-dijo Willer

-En ese caso escucha y luego pregunta-dijo Keylan viendo directamente a Willer-Mi proyecto no es algo normal, se trata de algo más allá de los límites de lo racional e irracional-dijo Keylan viendo que Willer parecía no darse cuenta de lo que le estaba diciendo

-Nunca he encajado mucho aquí y no se bien porque así que creo que puedo asimilarlo-dijo Willer

-Bien, yo soy un ángel, bueno al menos lo era-dijo Keylan mostrando sus alas, en un principio eran blancas pero al rato se volvieron completamente negras-Que me dices ahora

-Eres un demonio-dijo Willer con cara de haber recordado algo

-Te ocurre algo, te veo sorprendido, creí que dijiste que podías asimilarlo-dijo Keyan

-Y puedo solo que no me esperaba esto-dijo Willer recordando todo lo que había sido borrado de su memoria-Ahora lo recuerdo todo, yo soy o era un demonio y tu eres un ángel del Milenio de Plata

-Cierto y mejor di que lo era, ahora ya no soy uno de ellos pero de todas formas mataré a Julius, acabaré con él-dijo Keylan viendo la cara que Willer había puesto-Por eso quiero tu ayuda

-Julius mato a mi madre y también a mi padre, quiero matarlo pero no a toda costa, si decidí rendirme es porque estoy harto de esto, ya no quiero seguir haciendo daño a nadie más, no por diversión, si es para proteger aquellas personas a las que quiero entonces adelante-dijo Willer

-Vale, veo que no vas a darme tu ayuda-dijo Keylan sorprendida

-No, si todavía fuesen un ángel del Milenio de Plata, probablemente si te la daría pero ahora no pienso hacerlo-dijo Willer firme-Acepté este castigo por mis crímenes y debo pagar por ellos, por eso no volveré a involucrarme con los demonios

-En ese caso eres mi enemigo, si no estas conmigo, estas contra mi-dijo Keylan preparándose para atacar

-Pues lucharé contra ti, aún sabiendo que no soy rival para ti y que puedes matarme sin mayor problema, sin embargo lucharé de todos modos-dijo Willer también preparado para defenderse

Justo cuando ambos iban a enfrentarse Mia apareció en la habitación deteniendo la pelea, sabía que si Keylan cruzaba esa línea, la verían realmente como una traidora aunque no pretendiese atacar el Milenio de Plata y no le permitiría, no dejaría que eso pasase, Willer le pidió que no interviniese porque si él no podía con ella, la joven menos todavía, la única opción que tenían en ese momento era desaparecer dejando a Keylan sola.

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Después del nuevo intento fallido de que Keylan regresase Mia se vio obligada a volver al Milenio de Plata pero no lo hizo sola, Willer le acompañaba, a pesar de que haberle traído a él quizás le supusiese un castigo no tenía elección ahora que había recordado lo que era realmente, ya no podía quedarse en la Tierra.

Ahora que Keylan había mostrado su nueva naturaleza y ya no podía contar con Willer decidió que ella sola acabaría con Julius, eso era lo que siempre se espero de ella, solamente no esperaban que las cosas fueran de este modo, había llegado el momento de convertirse en una pesadilla para cualquiera que se interpusiera en su camino, además ahora ya por fin estaba totalmente recuperada de la herida que hacía algo más de un año había recibido por parte de Julius.

Estaba preparada para luchar, iría al infierno si era necesario, ya que no pensaba regresar al Milenio de Plata nunca más, sin embargo no se esperaba lo que estaba a punto de pasar, eso era algo que jamás se imagino que llegaría a suceder, ya que hasta ahora nadie lo había conseguido.

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