Pesadillas

448 26 9
                                    

Ambos fueron a casa de Zac, Keylan iba ayudada de él porque aún estaba algo débil por la pelea a pesar que que ella era un ángel y se curaba más rápido de lo normal, había pasado poco de los sucesos, una vez allí se sentaron, todavía tenían asuntos que arreglar, cada uno tenían preguntas que quería responder.

-Se que es difícil de entender, yo no estuve ni estoy de acuerdo con lo que te hicieron, entiendo que no quieras preocuparte por ellos-dijo Keylan, quería que viera que ella no le estaba pidiendo nada-Lo que digo es que necesito que me perdones, se que debí decirte la verdad pero no...

-Mientras veníamos hacia aquí he tenido tiempo para pensar, por eso te perdonó pero voy a dejarte claro una cosa-dijo Zac sin dejar de mirar a los ojos a Keylan-Ahora que tengo todas las piezas del puzzle he decidido que no quiero saber nada de esto, ni de demonios ni ángeles

-Estas en tu derecho solo quiero que sepas que al margen de todo, lo que siento por ti es real, eso nunca fue fingido-dijo Keylan intentando que él la creyese-Se que quizás no pasase de la mejor manera pero simplemente sucedió, sin darme cuenta a cada momento que pasamos juntos me enamoré de ti, cada día que pasaba me iba enamorando más, aún te sigo amando

-Yo también me enamoré de ti pero aún así no podemos estar juntos, ahora entiendo que soy mitad ángel, mitad demonio y que por esa razón tengo estas habilidades especiales-dijo Zac dando la espalda a Keylan-Sin embargo paso de todo esto, lo único que quiero es ser normal, se que no soy como ellos, como los humanos pero he decidido quedarme aquí

-Bien, eso es lo que el Todopoderoso siempre quiso, que tu mismo decidieses que querías ser, cierto es que no fue la mejor forma pero aún así lo hecho hecho esta, no podemos cambiar el tiempo, solo que me gustaría que me prometieses algo-dijo Keylan acercándose a Zac-Mírame Zac

-De acuerdo-dijo Zac girándose para ver a Keylan-Te escucho

-Prométeme que pase lo que serás feliz, que no volverás a usar tus poderes, que serás normal y que me olvides-dijo Keylan reprimiendo las ganas de llorar-Por favor prométemelo, aunque yo nunca te olvidaré, como ángel soy inmortal y siempre recordaré los momentos que pasamos juntos

-Si, te lo prometo Keylan-dijo Zac mirándola a los ojos-Tienes mi promesa

-Debo irme, ojalá consigas todo lo que te propones, nunca dejes de luchar por lo que quieres-dijo Keylan acariciando su mejilla-Siempre serás especial, no lo olvides

Después de la conversación Keylan regresó al Milenio de Plata, ahora tenía que volver a retomar sus responsabilidades, había llegado el momento de ostentar el mando del ejercito celestial, desde ese momento en adelante ocuparía el lugar del arcángel Miguel, a pesar de que solo era un simple ángel, no poseía el rango necesario para tener semejante honor pero la habían escogido y cumpliría su deber, ahora sería ella quién le plantara cara a Julius y su ejército de demonios.

---------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Desde que Keylan se había marchado Zac no había dejado tener pesadillas y siempre era lo mismo, siempre tenía la misma pesadilla, decidió que debía mantenerse ocupado, así no tendría tiempo para pensar en aquello, empezó a entrenarse, todas las mañanas salía a correr durante dos horas, luego iba al gimnasio a practicar boxeo y por la tarde se había conseguido un trabajo en un taller, la verdad es que aprendía rápido, sabía un poco de todo pero se decantó por la mecánica, cuando estaba debajo de un coche se olvidaba de todo lo demás, por esa razón era por la que aceptó el trabajo, lo mantenía activo y ocupado.

Llevaba un par de meses que las pesadillas habían desaparecido, ahora por fin podía olvidar todo el tema de los ángeles y los demonios, era cierto que sus padres eran sobrenaturales e inmortales pero él pasaba de todo eso, además porque debía de estar del lado de alguno de ambos bandos, ninguno de ellos se preocupo de su bienestar hasta ahora, por parte de su madre, los ángeles simplemente lo habían abandonado para que se las arreglase solo cuando aún era solo un niño y por el de su padre, los demonios, ni siquiera se había interesado en su existencia, así que ya podían matarse los unos a los otros, no le importaba lo más mínimo, el solo quería tener una vida normal y mientras lo dejasen hacerlo todo lo demás le daba igual, no quería verse involucrado en esa estúpida guerra con ese tal Julius o como se llámase.

Ángeles Caídos® Donde viven las historias. Descúbrelo ahora