Tu y yo

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Verles a todos ellos de esa forma, sorprendidos pero al mismo tiempo destrozados era mucho mejor de lo que se habían imaginado, por eso Keylan y Julius congeniaban tan bien, ambos eran verdaderos monstruos, disfrutando del sufrimiento ajeno. Ahora que todos sabían que los dos estaban juntos podían actuar más abiertamente ya que habían empezado a moverse las piezas del juego. Desde ese momento las cosas iban a cambiar y a base de bien.

Tenían grandes planes para cada uno de ellos, además tener a David de su parte era un punto a favor pero aún era un novato, antes de permitirle luchar debían entrenarlo y puesto que la más hábil era Keylan sería ella la encargada de hacerlo, además le vendría bien para fortalecerse todavía más, porque estaba segura de que tendría que enfrentarse a Zac muy pronto. Para haber sido un simple humano David parecía adaptarse rápidamente a su nueva condición, se apreciaba que era más ágil y más fuerte que muchos otros demonios, además de que tenía una parte oscura la cual había estado encerrada hasta ahora.

Desde ese mismo momento las cosas iban a cambiar y mucho, el final de la guerra se acercaba, así que para divertirse Keylan le propuso a Julius bajar a la Tierra a propagar la oscuridad, por ahora habían dejado a los humanos en paz pero era hora de cambiar eso, porque pronto harían lo que quisiesen sin que nadie se lo impidiese, además así David podría demostrar lo que había aprendido antes de enfrentarse a los ángeles, sin dudar un segundo Julius aceptó la idea, por eso eligió a Keylan como su compañera de juego, ambos eran realmente malvados en cuanto a hacer daño se refería y por eso se entendían a la perfección. Nada más bajar observaron la ciudad de Los Ángeles, se veía tan llena de vida pero en segundos quedó reducida a cenizas, las supervivientes del ataque, gritaban o lloraban de dolor, eso para ellos era todo un deleite, disfrutaban haciendo daño y lo rememoraban por placer.

En cuanto regresaron al Milenio de Plata, Keylan y Julius se envolvieron bajo las sábanas, aunque no era tan divertido como causar sufrimiento a las personas eso también les gustaba, además en la cama se complementaban bien, luego de un rato buscaron a David.

-Has estado bien-dijo Keylan

-Gracias Keylan, la verdad es que me ha gustado salir y poner en práctica lo que me has enseñado-dijo David

-Si, has estado bien, mejor de lo que me imaginaba-dijo Julius

-Vas a ser un buen activo en la guerra-dijo Keylan

-Por eso me he estado exigiendo más, vamos a machacar a los ángeles y a cualquiera que intente impedirnos alzarnos con el poder-dijo David

-Eso es lo que quería oír-dijo Julius con una sonrisa malévola

-Desde luego que si, les daremos tan duro que se arrepentirán incluso de haber nacido-dijo Keylan riendo-No saben lo que se les viene encima

-Por supuesto que no-dijo Julius

-Bueno si me disculpáis yo voy entrenar, quiero estar en forma y en condiciones para cuando se produzca el enfrentamiento-dijo David

-Sería posible que yo me enfrentase a Zac, por lo menos hasta el punto de dejártelo para que termines el trabajo-dijo Keylan

-Claro, sin problema, despáchate a gusto con él y cuando ya no pueda más le daré el golpe final-dijo Julius abrazando a Keylan

-Me encanta que te pongas así-dijo Keylan

Después Keylan buscó al líder de los hechiceros oscuros para asegurarse de que la Espada Celestial estaba a buen recaudo y que Zac no se hiciese con ella, además de que necesitaba asegurarse de que el hechizo que habían hecho para que Julius se hiciese inmune a la espada fuese realmente efectivo, estaban a punto de alzarse con la victoria y no podían permitirse dejar nada al azar.

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