Capítulo 41

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Todos los personajes pertenecen a Suzanne Collins

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Capítulo 41

PoV Katniss

Me paro de vez en cuando para ver si logro divisar a Eve. Estoy desesperada al ver que el sol esta por meterse y que cada vez hace más frio.

-- Katniss- escucho que me llaman. Entonces volteo encontrándome con Kay.

-- ¿Qué haces aquí tan tarde?- le pregunto.

-- Vine porque tenía un rato libre- me contesta- ¿Qué haces?

-- Busco a Eve- le contesto- ¿Supongo que no la has visto?

-- No- contesta.

-- Bueno- digo- Ve a casa que ya es tarde.

-- No, te voy a ayudar a buscarla.

-- Kay, ve a tu casa tu Papá se preocupara.

-- Tranquila, le explicare. Además si la buscamos entre los dos será más rápido.

Termino aceptando porque debo admitir que necesito ayuda para buscarla. Así que ambos seguimos caminando sin separarnos mucho, cada vez que veo como se mete el sol la preocupación y el miedo se está apoderando de mí. Cuando finalmente escucho la voz de Kay llamándome, corro a su encuentro y me asusto al ver a Eve tirada. Toco su pie y la escucho soltar un gemido temiendo que se haya roto la pierna, decido no moverla y mandar a Kay a buscar ayuda.

En la oscuridad y abrazada a ella, intento decirle algo, hacerla entender porque debe aceptarme, porque debe dejarme entrar en la vida de su Padre y en la de ella. Explicarle cuanto los amo a los dos, pero no me sale ninguna palabra y maldigo por no tener esa habilidad de hablar que tiene Peeta y ella. Lo único que hago es explicarle que este bebe es de su Padre, de ningún otro hombre más que de él, como decirle que el único hombre en mi vida fue él, que el único hombre que he logrado amar es él, como explicar todo eso, sin explicar porque lo deje.

Después de que el doctor la revisara y nos dijera que tenía que guardar reposo y que se la lleváramos la siguiente semana para revisarla, regresamos Haymitch, Peeta, Eve y yo a casa. Tengo tantas ganas de darle un beso y decirle cuanto la amo, explicarle que solo quiero que ella sonrisa porque va a tener un hermano y porque estaré en su vida. Quiero hacer tantas cosas que solo se me ocurre acariciar su cabello y cantarle la canción del valle.

Cuando finalmente se queda dormida me quedo contemplándola un rato apoyándome sobre la cabecera de la cama. Con suavidad sigo enredando mi dedo en sus hermosos chinos que heredó de su padre y a veces paso mi dedo por sus largas pestañas (también herencia de Peeta). Salgo del cuarto y busco a Peeta que está en la sala sentado. Me acerco a él y no puedo evitar notar que ha estado llorando, lo tomo de su rostro y le doy un pequeño beso.

-- Esta noche. Me gustaría dormir aquí ¿puedo?-le pregunto.

-- No tienes que preguntar. Sabes que sí- contesta.

Entonces lo jalo de la mano y le digo- Ven, vamos a dormir.

Sin soltarlo lo llevo al piso de arriba. Al pasar junto al cuarto de Eve, se detiene.

-- ¿Quieres entrar a desearle buenas noches? ya está dormida, pero...

-- No- niega moviendo la cabeza- ya vamos a dormir.

Regresando a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora